No descubro nada si digo que valoramos muy poco los espacios naturales en su singularidad, tal y como son. Quiero decir que si no le vemos utilidad económica y ponemos una cifra de negocio, un lugar, una zona, un entorno... tiene escaso valor.

Además, ante determinados proyectos, los argumentos o razones paisajísticas no tienen fuerza alguna. Ejemplos hay muchos, por desgracia. En el caso de Mutriku, los que nos posicionamos en contra del proyecto del nuevo puerto y abogamos por una actuación menos agresiva para tratar de mantener en lo posible un espacio público con unas características únicas, argumentábamos, entre otras cosas, las vistas de la playa y una panorámica espectacular de toda la costa guipuzcoana. Huelga decir que de poco ha servido.

Pues bien, lo que no ha servido para defender un bien común, vale ahora para promocionar una actividad privada. En el mismo enclave, unos metros por encima de dicha playa, en Goikoarba, en breve se procederá a la edificación de una serie de viviendas y la publicidad de la empresa inmobiliaria dice lo siguiente: viviendas con las mejores vistas de la costa. Y, ciertamente, los son.

Es una pena que la administración, gestora de los bienes públicos, no lo haya visto así. ¿Estamos aún a tiempo?.