Temporada de huracanes en centroamérica
Pese a llegar debilitado, «Félix» evoca la tragedia del «Mitch»
Los fuertes vientos ocasionados por el huracán «Félix» sacudieron ayer Nicaragua y Honduras, cuyas poblaciones esperaban su llegada con angustia y preocupación. En sus mentes aún guardan las trágicas imágenes dejadas en 1998 por «Mitch». Afortunadamente, para cuando tocó tierras nicaragüenses, «Félix» se debilitó a categoría 2. Eso sí, su paso provocó el corte del suministro eléctrico y telefónico así como el derribo de árboles en numerosas localidades.
GARA | MANAGUA
El huracán «Félix» descargó ayer toda sus furia en Nicaragua, con vientos de 260 kilómetros por hora. El centro del ciclón alcanzó como huracán de categoría 5 la costa nordeste de Nicaragua, muy cerca de Punta Gorda pero conforme tocó tierra firme se debilitó a categoría 3 y después a 2, según informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH), con sede en Miami. Ayer, una de las mayores preocupaciones era la posibilidad de que hubiera «enormes» lluvias así como «muy fuertes y peligrosos deslizamientos de tierra».
«Es una situación muy grave» que puede poner en peligro la vida de las personas y «afectará tanto a Nicaragua como a Honduras y Guatemala», señaló a Efe un meteorólogo del CNH. Advirtió también de que la población debe permanecer «en sus casas o preferiblemente en los refugios» hasta que pase.
Los vientos huracanados registrados ya en Nicaragua causaron daños materiales en Puerto Cabezas y otras comunidades del Caribe norte nicaragüense. Además del derribo de árboles y postes del tendido eléctrico, provocó el corte del servicio eléctrico y telefónico.
También se inundaron los barrios costeros de Puerto Cabezas donde las fuertes corrientes convirtieron en intransitables las vías de acceso. Precisamente, en esta localidad se registró la primera víctima mortal, una niña recién nacida. El teniente coronel de la Defensa Civil del Ejército nicaragüense, Alvaro Rivas, explicó que falleció a causa del frío en la Iglesia Morava de Puerto Cabezas, habilitada como refugio. Asimismo, dos embarcaciones con 35 personas a bordo naufragaron debido al viento sin causar víctimas.
En el municipio de Waspam, fronterizo con Honduras, las autoridades locales solicitaron con urgencia combustibles y alimentos para casi 3.300 personas. Ante la llegada del huracán, el Gobierno decretó la «alerta roja» para el Caribe Norte, «amarilla» (de vigilancia) para el Caribe Sur y «verde» (preventiva) para el resto del territorio.
Reacción ciudadana
La capital de Honduras, Tegucialpa, también estaba en «alerta roja» ante las predicciones de aguaceros, lo que originó una movilización masiva de ciudadanos a los supermercados, mercados populares y estaciones de combustibles para llenar sus coches ante una eventual crisis. El presidente hondureño, Manuel Zelaya, manifestó que, tras las primeras lluvias, «no tenemos noticias de daños o pérdidas de vidas humanas».
Al menos 16.000 personas fueron evacuadas en los departamentos de Gracias a Dios, Islas de la Bahía y Colón, entre otras zonas de la costa hondureña en el Caribe.
El titular de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), Marco Burgos, manifestó en la rueda de prensa conjunta con Zelaya, que la alerta de «emergencia» se mantenía en Gracias a Dios, Colón, Cortés, Atlántida, Yoro y Olancho; de «prevención», en las Islas de la Bahía, Comayagua, Francisco Morazán, Choluteca, Valle y El Paraíso, y en el resto del país, de «precaución».
La diputada Carolina Echeverría, del oficialista Partido Liberal, informó de que «Félix» dejó «lluvias torrenciales» en el municipio Villeda Morales, en la provincia de Gracias a Dios. El presidente de la Asociación Nacional de Líneas Aéreas de Honduras, Armando Fúnez, señaló que «unos 300 turistas fueron evacuados de las Islas de la Bahía en aviones de la compañía salvadoreña Taca».
Por su parte, el ministro de Educación, Marlon Brevé, anunció la suspensión de las clases ayer y hoy en los doce departamentos en alerta de «emergencia» y «prevención».
Tegucialpa, de gran vulnerabilidad al estar rodeada de montes, permanecía en alerta máxima por decisión de su Alcaldía. El máximo mandatario hondureño pidió a la población que mantenga la calma y no se desespere por comprar combustibles porque «no hay desabastecimiento» de este producto. Al respecto, lamentó que se hubiera esparcido el rumor de que habíá escasez, lo que motivó largas filas de vehículos.
En Belice, los residentes almacenaban agua y comida al tiempo que colocaban tablas de madera sobre las ventanas para protegerlas de los vientos. Muchas personas que viven en áreas bajas se refugiaron en terrenos más elevados.
En la mente de hondureños y nicaragüenses estaban los devastadores efectos del huracán «Mitch» que, en noviembre de 1998, causó miles de muertos y millonarias pérdidas materiales en Nicaragua y Honduras.
Con este trágico recuerdo, las poblaciones de ambos países esperaban sumidas en la agonía y la preocupación el impacto de «Félix». Afortunadamente, sus vientos fueron bajando en intensidad conforme llegaba a tierras nicaragüenses y se esperaba un progresivo debilitamiento en su avance hacia las zonas montañosas de Centroamérica.
El sistema ciclónico se desplazaba hacia el oeste del país con una velocidad de traslación de 24 kilómetros por hora. Este ciclón avivó todas las alarmas después de que, entre el sábado y el domingo, dejó de ser una tormenta tropical para convertirse en un monstruo de categoría 5, la máxima en la escala de intensidad Saffir-Simpson.
Las intensas lluvias ocasionadas por el paso de «Henriette», convertido ahora en huracán, dejaron ayer un saldo de seis muertos y 800 damnificados en Acapulco, en México. La periferia fue la zona más afectada por las inundaciones. Los barrios con más problemas fueron Luis Donaldo Colosio y Llano Largo, donde 337 personas fueron evacuadas a refugios temporales, según explicó el director de Protección Civil, Jorge Antonio Pachecho Albert.
El coordinador general de Delegaciones de la Profeco, Angel Pasta, instó a los afectados a que interpongan denuncias contra las empresas constructoras Casas Geo y Homex por las inundaciones que sufrieron sus viviendas. Ayer aún no podían regresar a sus domicilios porque el nivel de agua no bajaba. Los habitantes de Luis Donaldo Colosio aseguraron al periódico «El Universal» que alcanzaba los 30 centímetros. «Con esta desgracia, esperemos que la parte inmobiliaria cumpla y que los afectados vengan con nosotros para que podamos intervenir en defensa de los que han perdido sus casas», subrayó Pasta.
A primera hora de la tarde de ayer, la tormenta tropical «Henriette» se transformó en huracán de categoría uno, la más leve de cinco niveles. Se desplazaba a una velocidad de 16 kilómetros por hora en dirección nor-noroeste. La zona de alerta comprendía un territorio que va desde Mulegé, en la costa oriental de Baja California hasta Cabo San Lucas.
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