Padres, hijos, ex novias y demás amigos
«Tocar el cielo»
Después de contar la historia de una vitalista pareja de ancianos en «Elsa y Fred», el argentino Marcos Carnevale se pasa al drama coral con un complejo entramado de personajes, con relaciones de familiaridad y amistad entre ellos, que buscan la felicidad. Es una coproducción rodada a ambos lados del charco, en Madrid y Buenos Aires, con la nueva cámara digital Génesis, nunca antes utilizada por las dos cinematografías implicadas en el proyecto.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Al argentino Marcos Carnevale le va a costar mucho volver a hacer una comedia tan redonda como su anterior «Elsa y Fred», y así lo señala la crítica de su país que ha recibido su nueva película con más frialdad. No parece que vayan a repetirse los premios que recibieron los veteranos Manuel Alexandre y China Zorrilla, favorecidos por una historia crepuscular que se centraba por entero en una pareja que mantiene intactas sus ganas de vivir en la edad de la jubilación. Carnevale no ha querido repetir la misma fórmula para asegurarse otro éxito, cambiando de registro en favor de la obra coral.
En el cine actual la coralidad está muy extendida, sobre todo bajo el esquema de las situaciones que se entrecruzan. Desde el punto de vista puramente creativo siempre se piensa en el maestro Altman, pero existe también una razón comercial que explica esta creciente moda. Los productores están convencidos de que sirve para llegar a todos los públicos, al haber muchos personajes de todas las edades y perfiles, casi tantos como para que toque uno por espectador. Pasa lo mismo con las distintas anécdotas vitales, pues será difícil que no haya alguna con la cual sentirse identificado.
El peligro que tienen las historias paralelas o cruzadas es el de la dispersión, ya que es muy difícil desarrollar cada una de ellas de forma adecuada sin que el conjunto se resienta. A veces, si no se quiere que ninguna se quede coja, no hay otro remedio que acudir a los convencionalismos y resoluciones previsibles. En Argentina, la prensa especializada ha achacado a Carnevale el que haya buscado el camino fácil para encajar todas las piezas. Los conflictos tienden a superarse, los malentendidos acaban por aclararse, lo inevitable sigue su curso y los acontecimientos se precipitan sin grandes sorpresas.
Otras de las cuestiones un tanto obligadas es la de establecer lazos entre los protagonistas a un lado y otro del charco, a cuenta de que «Tocar el cielo» es una coproducción. El guión hace verdaderas filigranas para que los personajes tengan algún parentesco entre sí, ya se encuentren en Madrid o en Buenos Aires, y cuando la sangre no alcanza triunfa la idea de que la amistad provoca vínculos más estrechos que los de la familia. Son unas relaciones más bien forzadas, así que al hablar del argumento será mejor no intentar explicar el tipo de conexiones a dos bandas que unen a unos y otros.
Los que se encuentran en Madrid se mueven en torno al personaje de un escritor idealista (Chete Lera), hijo de una antigua cantante de ópera (China Zorrilla) que no le ha prestado atención, la misma que él no tiene para una amiga (Betiana Blum) que lo ama en silencio, porque prefiere a una de sus alumnas (Verónica Echegui). Mientras tanto, viaja a Argentina una mujer soltera (Montsé Germán), que pretende adoptar un niño, para lo que un amigo nativo (Facundo Arana) le ofrece un matrimonio de conveniencia. La narración se abre y se cierra con una celebración simultánea, con cinco horas de desfase, del Fin de Año.
Dirección: Marcos Carnevale.
Intérpretes: Chete Lera, Betiana Blum, Raúl Arévalo, Montsé Germán,
Facundo Arana, China Zorrilla, Verónica Echegui, Ramón Aguirre.
País: Argentina-Estado español, 2007.
Duración: 109 minutos.
Género: Drama coral.