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Maite SOROA

Las paradojas de Dávila

La vida está llena de paradojas y algunos terminan por poner- las en evidencia. Por ejemplo, Carlos Dávila miente más que Pinocho, pero de vez en cuando desnuda sus verdaderas ideas e intenciones. Ayer escribía en «La Razón» acerca del documento de GARA sobre los intríngulis del proceso y nos soltaba que tras leerlo «cae uno estremecido; no por las revelaciones de los proetarras, que ésos están para encubrir asesinatos y en algunos casos, comprobados por la Justi- cia, incluso para matar directamente, sino por el nivel de engaño, injuria, desfachatez y osadía antipatriótica en que ha estado incurriendo el Gobierno». Lo del antipatriotismo de ZP, no lo sé. Lo anterior es falso como la melena tupida de Dávila.

Y ahí se le va la mano al hombre: «si no fuera porque ETA mató en diciembre último a dos pobres inmigrantes que habían hecho de España su suelo, ahora mismo Navarra ya estaría vendida a los nacionalistas o cruentos, que tanto da, para el caso; el referéndum que anuncia Ibarreche para el próximo 2008 sería una consulta auspiciada también por el presidente de España; los presos criminales estarían saliendo ya a la calle (...). Unicamente el atentado de Barajas que para ETA causó -en confesión propia- el daño `colateral' `no deseado' de dos muertos, nos salvó, y ¡a qué precio!, de que definitivamente el Gobierno vendiera España al terror». Relean, relean.

Después de análisis tan clarificador, nos explica lo que pasó: «Aparentemente, no se engañen, ETA ha hecho un favor a este Gobierno de extraviados aclarando que, después de tenerlo todo pactado, Zapatero se volvió atrás. (...) Zapatero se iría a hacer puñetas en las generales de primavera. No hubo otro argumento para la decisión de Rodríguez Zapatero, una variación de la que ETA se duele en su `Gara' porque la banda, como proclamó solemnemente Rubalcaba, el tétrico día 13 de marzo de 2004, ETA nunca miente».

Y ¿qué hay del futuro? Leamos a Dávila: «Y ahora presiona al Gobierno. De dos maneras. Una, con la pistola al cinto y la bomba en el coche (...); otra avisando a sus interlocutores de que esta vez no van a tolerar otro engaño: que el Gobierno hace público lo acordado o contarán, también con pelos y señales, las actuaciones de Zapatero y sus correveidiles». ¡Ah, era eso!

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