Cada vez que salta la noticia de la detención de un ciudadano vasco en cualquier lugar del mundo, estoy segura de que son miles las familias en las que se encienden las luces de alarma. Y ese miedo -que es pánico cuando la noticia habla de un tiroteo o de la muerte de personas que la Policía afirma que son «terroristas» de ETA-, no es sino una de las formas en las que se manifiesta esa represión silenciosa de la que la mayoría sólo somos conscientes en situaciones como la redada policial de estos días. Pero aunque no la veamos, esa represión se da y, en el caso francés, no sólo en colaboración, solidaridad o ayuda de los objetivos españoles, como dicen sus autoridades, sino como parte de la estrategia del Estado jacobino francés dirigida a hacer desaparecer del mapa a Euskal Herria. Una realidad que se niegan a aceptar en lo social, en lo político, en lo lingüístico, en lo cultural... pero que paradójicamente combaten con todas sus fuerzas. Demasiadas para ser algo que no existe.

En la operación policial que están realizando en distintas localidades de Lapurdi y Nafarroa Beherea ha habido un elemento que los medios y autoridades españolas han destacado una y otra vez: entre los detenidos hay «ciudadanos españoles». Por otro lado, las autoridades francesas, que justifican las detenciones en el marco de las investigaciones de un atentado dirigido contra el mercado inmobiliario, no sólo detienen a todo ciudadano que encuentran a su paso, sino que se recrean en el registro de una herriko taberna. ¡Demasiada casualidad!

Al igual que los presos políticos son utilizados como rehenes sujetos a los vaivenes del conflicto político, también los miles de ciudadanos vascos que fueron deportados y obligados a vivir en un limbo alegal, quienes huyeron a la tortura... están sujetos a los terribles caprichos del interés político de los estados. Cuando la Administración francesa quiere enseñar sus cartas a Euskal Herria realiza razzias o de repente se sacan de la manga una «cúpula terrorista». Es su forma de dejar claro que el lema liberté, égalité, fraternité no se refiere a todo el mundo y, desde luego, no quieren que alcance nunca a Euskal Herria.