atentado en zarautz
ETA causa daños materiales al hacer estallar una bomba en una comisaría de la Ertzaintza
Entre tres y cinco kilos de explosivo, según indicó Javier Balza, tenía la bomba que estalló de madrugada en la base de la Ertzaintza en Zarautz, causando destrozos. Para el consejero, esta policía es «objetivo prioritario de ETA».
GARA | ZARAUTZ
El consejero de Interior del Gobierno de Lakua, Javier Balza, definió ayer a la Ertzaintza como «objetivo prioritario» de ETA. Las declaraciones fueron efectuadas en la comisaría de Zarautz que había sido atacada diez horas antes con un artefacto que contenía entre tres y cinco kilos de sustancia explosiva, según los primeros avances de la investigación difundidos por el propio Balza.
La deflagración resultó muy aparatosa por el ruido y el humo. Pero no hubo daño físico alguno, aunque sí destrozos en la zona del garaje y los vestuarios del centro policial. Algunas viviendas cercanas también se vieron afectadas por la onda expansiva de la explosión, que se registró en torno a la 1.30 de la madrugada y sin que exista constancia de aviso previo.
Esta situación se repitió en el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Durango, llevado a cabo el 25 de agosto pasado, también de madrugada. En este caso, la deflagración fue notablemente más potente que la de Zarautz y provocó numerosos daños, además de heridas leves a dos agentes.
Desde la finalización del alto el fuego, ETA también colocó un coche que según fuentes oficiales estaba cargado con 61 kilos de explosivo ante la sede del Ministerio de Defensa en Logroño, el pasado 9 de setiembre, e hizo estallar una furgoneta cargada supuestamente con 80 kilos de explosivo en Castellón. Y ha llevado a cabo además otras explosiones de escasa intensidad en una carretera de la Rioja, durante la Operación Salida de agosto, y en Belagoa, al paso del Tour de Francia.
Con temporizador
Como ocurrió en el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Durango, el explosivo se había colocado en la pared de la instalación policial, aunque en este caso no en un vehículo sino en una mochila. Al parecer, esta vez había sido introducido en el interior del recinto, y estalló junto a un muro de piedra que delimita el recinto y está rematado por una valla metálica de sólo 1,80 metros de altura. Se trataba de la parte trasera del cuartel, en la calle Lapurdi.
La Policía autonómica indicó inicialmente que trata de aclarar si la bomba fue colocada por alguien o bien lanzada desde algún vehículo.
El Departamento de Interior de Lakua explicó que estaba en una olla metida a su vez en una mochila, y que pudo estallar por la acción de un temporizador.
La deflagración provocó un socavón de un metro de diámetro en el jardín, además de los desperfectos en algunas dependencias, que eran reparados ya en la mañana de ayer. El cordón de seguridad establecido de madrugada se levantó en torno a las 11.00, poco antes de la comparecencia ante la prensa de Javier Balza.
El titular del Departamento de Interior insistió en que las medidas de seguridad del centro policial eran correctas, y argumentó que, de hecho, los atacantes no pudieron colocar el artefacto en una zona más cercana al edificio, del que dijo que está dotado de sistemas de grabación y «todos» los medios de protección. Pese a ello, sndicatos como ErNE y Esan reclamaron «más medios».
El primero, mayoritario en la Ertzaintza, llegó a pedir la dimisión del viceconsejero de Seguridad, Mikel Legarda, al que responsabiliza de la «reiterada reducción de las medidas de seguridad de los ertzainas y el sistemático incumplimiento de las mismas por parte del Departamento de Interior».
Sospecha de «legales»
El consejero Balza lanzó mensajes de firmeza desde el lugar en que se produjo el atentado. Indicó que había podido conversar con los ertzainas y que éstos le habían transmitido que «con nosotros no van a poder».
Junto a ello, indicó que la Ertzaintza es «un objetivo prioritario para ETA» y que «por desgracia» tienen muchas pruebas para corroborarlo.
En cuanto a la autoría concreta de la acción, Javier Balza especuló con la existencia de una amplia red de activistas «le- gales» (no fichados por la Policía), a los que atribuyó además lo que denominó como «capacidad limitada de actuar tras las últimas detenciones en Francia». Acto seguido, matizó por contra que pueden cometer acciones «sencillas», en alusión a la de ayer en Zarautz, en cualquier parte.
En la misma línea, en declaraciones realizadas desde Mallorca, el máximo responsable de la Policía española y la Guardia Civil, Joan Mesquida, aseguró que «ETA intenta atentar cuando puede y donde puede».
Mesquida aprovechó la ocasión para reiterar que las FSE están en situación de alerta máxima y que han trabajado tam- bién en los meses en que se produjo el alto el fuego permanente de ETA. En relación a esta organización, aseguró que para combatirla «tenemos muchos efectivos desplegados en puntos estratégicos y centros de comunicación». «Estamos haciendo mucho trabajo preventivo», añadió el responsable de las policías españolas.
«Hartazgo» para ErNE y Lakua
El atentado provocó desazón en los sindicatos policiales. Así, ErNE admitió en una nota el «hartazgo» de los agentes «al ver cómo nuestras vidas giran alrededor de lo que a los terroristas se les ocurra hacer». Por ello, reclamó «a todos los que tengan alguna responsabilidad» en el atentado «que dejen de jugar con nuestras vidas». «No nos van a amedrentar en nuestra trabajo diario, porque somos profesionales conscientes de nuestra imprescindible labor y no vamos a parar hasta poner a disposición judicial a los culpables», añadió el sindicato mayoritario de la Ertzaintza.
«Hartazgo» fue igualmente el término empleado por el Gobierno de Lakua, cuyo Consejo celebraba ayer su reunión semanal. La portavoz, Miren Azkarate, afirmó posteriormente que detectan «cansancio» de la sociedad «hacia quienes dicen defender ideas y derechos haciendo explosionar bombas». «La práctica totalidad de los ciudadanos, incluida la propia izquierda abertzale, rechaza la violencia en cualquiera de sus manifestaciones y ETA, además, lo sabe muy bien».
El Gobierno de Lakua habló además de «alarma y temor» entre la población de Zarautz por esta deflagración, «máxime teniendo en cuenta que no ha existido ningún tipo de aviso previo», remarcó Azkarate ante los periodistas.
Controles en Zarautz
Durante toda la jornada de ayer, tras el atentado contra la comisaría de la Ertzaintza, la Guardia Civil puso controles en puntos como el peaje de la A-8 situado en Zarautz.
Según informaron a GARA testigos presenciales, un autobús que iba de Donostia a Bilbo y que había partido a las 16.00 fue interceptado durante media hora y los agentes entraron en el vehículo para efectuar un registro del mismo.
Tras detectar la presencia de una bolsa que, al parecer, les resultó sospechosa, los guardias civiles insistieron en conocer la identidad de su propietario, y ante la falta de respuesta se llevaron consigo a dos jóvenes que se encontraban en asientos cercanos, según indicaron estos testigos. La Guardia Civil no dio a conocer ninguna detención.
La mochila estaba en el interior, y la Ertzaintza investiga si pudo ser lanzada desde un coche por encima de la valla metálica que circunda el cuartel, que tiene una altura aproximada de 1,80 metros.
El estruendo de la explosión fue sentido por casi todos los vecinos de Zarautz, aunque en principio muchos lo atribuyeron a un trueno . Los más cercanos a la calle Lapurdi describieron además la intensa humareda que se produjo tras la deflagración.
Durante la noche se barajó la opción de que se tratara de un artefacto casero encuadrable en la «kale borroka». Hasta alrededor de las 9.00 el Departamento de Interior no dio por seguro que se trataba de una acción imputable a un comando de ETA.
El director de la Guardia Civil y la Policía española se anticipó a Balza a la hora de ofrecer datos sobre el atentado. Reveló, en concreto, que se habían hallado restos de pilas y un temporizador, extremos que poco después confirmó Interior de Lakua.
Representantes de PNV, PSE, PP, EA y EB se reunieron anoche en Zarautz para denunciar el atentado. La convocatoria había partido del Ayuntamiento de la localidad, presidido por EA, y que aprobó al mediodía un comunicado de seis puntos que afirma que «por desgracia, contra toda exigencia del pueblo vasco, ETA sigue planteando la violencia como su único discurso. Su apuesta por el chantaje y el terror está condenada al fracaso».
El texto obtuvo el consenso de PNV, EA, PSE, PP y EB-Aralar. La izquierda abertzale está excluida de este Ayuntamiento debido a la ilegalización.
Este acuerdo desembocó en la convocatoria de la concentración anoche ante la Casa Consistorial, que apenas reunió a 200 personas pese a haber entre ellas muchos representantes políticos de alto nivel. Por citar algunos, posaron juntos los jelkides Josu Jon Imaz -todavía presidente del PNV-, Javier Balza -consejero de Interior de Lakua-, Izaskun Bilbao -presidenta del Parlamento de Gasteiz- y Markel Olano -diputado general de Gipuzkoa-, además de Miguel Buen -líder del PSE en Gipuzkoa-, Carmelo Barrio -secretario general del PP en la CAV-, María José Usandizaga -dirigente del mismo partido en Gipuzkoa-, Jon Urien -alcalde de la localidad por EA- y Antton Karrera -representante de Ezker Batua-.
Imaz fue el más reclamado por los periodistas, y aseguró en referencia a ETA que «no lo van a conseguir, cada vez están más débiles».
Desde Madrid, el PP aprovechó la ocasión para reclamar, a través de su líder Mariano Rajoy, un compromiso de que «no se negociará nunca con ETA», y exigió además que lo suscriba «todo el mundo».
Por parte del PSOE, su máximo dirigente en Gipuzkoa, Miguel Buen, extrajo como conclusión que la organización armada «pretende minar nuestra determinación de querer terminar con la violencia y aspirar a vivir en paz y libertad». El GBB del PNV, por su parte, argumentó que «este tipo de acciones, además de ser ética y moralmente condenables, nos alejan de los objetivos de la normalización y la pacificación de nuestro pueblo y no respetan la voluntad de la gran mayoría de la ciudadanía vasca». El diputado general de Gipuzkoa y dirigente jelkide, Markel Olano, habló en concreto de «autismo» de ETA.
Por parte de Ezker Batua, su portavoz, Mikel Arana, añadió que «atentar contra la Ertzaintza no deja de ser atentar contra el autogobierno vasco». Y por parte de Aralar, su vicecoordinador, Jon Abril, destacó la necesidad de buscar «bases para una paz definitiva» y deseó que «no se alargue más en el tiempo la sensación de volver a un escenario que creíamos superado».
El alcalde de Zarautz, Jon Urien (EA), también reveló antes que Balza detalles como la presunta cantidad de explosivo. En Radio Euskadi, indicó a media mañana que «la bomba era pequeña, de cinco kilos, pero ha explotado sin avisar ni nada».