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El juicio contra guardias civiles en Donostia se fija como una falta, con dos imputados

G.M. |

Un guardia civil adscrito al cuartel de Intxaurrondo se enfrentó ayer en el Juzgado de Donostia a un juicio por lesiones, que, previsiblemente, será retomado el 4 de octubre con el testimonio del ertzaina que cursó el atestado de denuncia el pasado 27 de enero. Aquél día una joven de Loiola tuvo que ser atendida por lesiones en la casa de socorro de la capital y denunció que padeció una paliza a manos de desconocidos que, tras ser identificados por la Ertzaintza, resultaron ser guardias civiles.

Aunque la acusada afirmó que la madrugada del 27 de enero, tras abandonar un pub de Gros, fue golpeada por unas ocho personas con patadas y golpes, solo un guardia civil se sentó en el banquillo de los acusados. Junto a él también está otro joven imputado, que no es agente policial. Un segundo militar participó como testigo.

La joven que interpuso la denuncia fue la primera en relatar su testimonio. Señaló cómo después de estar trabajando acudió al citado pub, pero que en breve abandonó el local. De camino a casa, según la joven, un grupo de personas se abalanzó hacia ella tirándola al suelo y golpeándola repetidas veces. El parte médico recoge que la denunciante necesitó de una semana para recuperarse de la agresión.

La denunciante «es la agresora»

Añadió que en cuestión de minutos se personó la Ertzaintza, que identificó a los imputados.

Después de responder a las preguntas de las partes, llegó el turno de los encausados. Los dos imputados coincidieron en relatar que la joven de Loiola esgrimía una barra de hierro con la que golpeaba mobiliario urbano -según el primero un contenedor y según el testigo un vehículo- y con el que intentó agredirles. El atestado no recoge ese extremo, y el ertzaina que se personó al lugar debe declarar como testigo.

También coincidieron al afirmar que la joven profirió insultos como «picolos hijos de puta» y «txakurras». Preguntados por cómo sabía ella que eran guardias civiles, uno de los imputados respondió que «supongo que por el acento andaluz».

No fueron unánimes, en cambio, al señalar quién conducía el coche, ni cómo salieron del pub. El testigo, también guardia civil, finalizó su declaración afirmando que «en la vida le pegaría yo a una persona; soy un guardia civil». El juicio por lesiones se retomará el 4 de octubre.

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