En el comunicado al que se dio lectura una vez hubieron finalizado las movilizaciones, el colectivo de familiares y amigos de los represaliados hizo hincapié en que los estados español y francés están imponiendo «las condiciones de vida más duras» a los presos vascos. Precisó, por ejemplo, que los están llevando a módulos y cárceles donde no hay otros prisioneros políticos, lo que supone su aislamiento. «Esas medidas acarrean consecuencias muy graves: enfer- medades físicas y síquicas graves e incluso la muerte», advirtió en el texto.

Etxerat recordó que no faltan ejemplos para hacer esa aseveración: «Ahí están las graves enfermedades físicas que padecen Jon Agirre Agiriano, Bautista Barandalla, Ángel Figueroa, José Ramón Foruria, María Dolores Gorostiaga, Gotzone López de Luzuriaga, Juan José Rego Vidal y Josu Uribetxeberria. O las gravísimas enfermedades síquicas que sufren otros cuatro presos políticos vascos».

Precisó que con esas medidas de excepción que imponen en las prisiones españolas y francesas al Colectivo de Presos Políticos Vascos «están provocando trastornos esquizofrénicos, depresiones sicóticas, crisis de delirios, pérdidas de visión, problemas de corazón...».

La asociación de allegados agregó que también habla de muerte porque «ya nos han asesinado a 22 familiares presos» a lo largo de todos estos años.

«Vivos y en casa»

Pero advirtió, dirigiéndose a las autoridades pero también a la sociedad, que «no dejaremos solos» a los prisioneros y que «seguiremos trabajando en defensa de sus derechos» con el objetivo y el deseo de «tenerlos vivos y en casa a todos».

Por eso volvió a exigir la inmediata e incondicional puesta en libertad de aquellos que ya han cumplido las condenas que en su día les impuesieron los tribunales españoles y franceses y de quienes sufren dolencias graves, tanto físicas como síquicas. «Porque no liberarlos aumenta nuestro sufrimiento. Porque corren el riesgo de que sus enfermedades se agraven» aún más, señaló.

Por esa misma razón reclamó también la inmediata repatriación de sus familiares y amigos, «porque sólo respetándoles todos sus derechos se garantizan sus vidas, y también las nuestras. Porque así se terminará con el aislamiento, con las negaciones, las intervenciones y los miles y miles de kilómetros que tenemos que recorrer los allegados todas las semanas» a consecuencia de la dispersión.

Etxerat, en su comunicado, también quiso dirigirse al conjunto de la ciudadanía vasca, a la que pidió que, además de hacer suyas esas demandas, trabaje para que los integrantes de EPPK vean sus derechos definitivamente respetados.

«Necesitamos el compromiso de todos y todas para que los estados no asesinen a más presos políticos vascos, ni a más familiares. Necesitamos el compromiso de todos y todas para que los derechos que nos corresponden a nosotros y a nuestros familiares presos sean respetados», aseguró, siempre con la vista puesta «en el camino de traerles a todas y todos a casa». Y ese trabajo debe materializarse, añadió, «desde hoy mismo».

Al margen de las encarteladas del anochecer llamadas por Etxerat, ayer a mediodía también se concentró LAB en el Boulevard donostiarra para, en este caso, exigir la liberación de los prisioneros con enfermedades graves e incurables. Entre ellos destacó a Juan José Rego Vidal, que, según recordó, se encuentra en una situación «muy grave».

La portavoz de la central abertzale en Gipuzkoa, Amaia Almirall, acompañada por otras 50 personas, puso el acento en las «dramáticas» consecuencias de la política penitenciaria, al tiempo que demandó una asistencia sanitaria digna y eficaz para estos prisioneros.