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Helen Groome Geógrafa

Artillería pesada

Los grandes intereses económicos están sacando su artillería pesada, como siempre aprovechando de la mala fortuna de otros, en este caso de las poblaciones ganadera y consumidora que están sufriendo los efectos de la espe- culación pura y dura con la alimentación animal y humana a nivel mundial.

Los agrocombustibles, malas cosechas y demás influyen en la escalada de precios que estamos viviendo, pero por encima de todo hay intereses económicos haciendo grandes sumas de dinero a la vez que acaparando mercados en base a la especulación. Y no contento con lo que tienen, van a por más.

El presidente de la Federación Europea de Industrias de Piensos Compuestos aprovecha el mal momento de suministro y precios de los piensos ganaderos para pedir vía libre a la importación de materia prima trans- génica para alimento ganadero. A la FEIPC le interesa el movimiento comercial de alimento ganadero y para nada alternativas como la hierba que a ella no le reporta beneficio alguno. La FEIPC dice que la actual política transgénica de la UE debilita la «industria» ganadera europea. ASAJA piensa igual y también pide una liberalización de la política transgénica. Artillería pesada a favor de las trasnacionales de la ingeniería genética.

Poco tienen estos intereses económicos que ver con la producción de calidad que en su propaganda dice favorecer la UE para las explotaciones ganaderas familiares o la población consumidora. La solución que reivindican las grandes empresas no es para aliviar sufrimiento y proveer calidad sino para hacer dinero y controlar el mercado.

Este momento de profunda crisis de alimentación ganadera sería más que apto para librarnos de la dependencia en la soja que en únicamente 15 o 20 años se ha creado en nuestras explotaciones ganaderas. Tomar otro camino. La FEIPC insiste en que no hay una alternativa viable al 75% de las necesidades de proteína vegetal, o sea la soja. Gran parte de las organizaciones que rechazan los alimentos transgénicos insisten en que sí las haya. ¿No estaría bien que la UE se mostrase menos propensa a favorecer las grandes industrias y analizara debidamente esas alternativas? La FEIPC dice que el mercado europeo se inundará con productos ganaderos baratos de países en los que se admiten piensos de variedades transgénicas aún no aprobadas en la UE. Ese problema no existiría si en su día la UE hubiera obligado a indicar en la etiqueta aquellos productos ganaderos derivados de animales alimentados con OGM, como ha sido una reivindicación histórica de la sociedad civil europea que rechaza los transgénicos. Pero una vez más, estamos ante una reivindicación de la población europea que sus Instituciones ignoraron deliberadamente.

La UE tiene problemas de suministro de alimentación ganadera, pero la solución se puede buscar en otro modelo ganadero sin una huida delante hacía más hormonas, más transgénicos, más industrialización y más control por parte de cada vez menos trasnacionales. Con menos artillería pesada y más acción cívica.

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