Inocencia ofensiva
Los rojillos son uno de los conjuntos que menos remates promedia
Las deficiencias en ataque se agudizan cuando los navarros juegan lejos de El Sadar. Para contrarrestarlo, Ziganda ha utilizado hasta tres esquemas foráneos diferentes para llegar a la misma conclusión: que el equipo no carbura de medio campo hacia adelante.
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Tres partidos han bastado para demostrar que los rojillos no encuentran el modo de encarar la portería rival cuando rinden visita a otros estadios. Un empate sin goles en San Mamés y una diana en La Romareda, que a la postre no sirvió para nada, es el único provecho ofensivo que se puede destacar han obtenido hasta la fecha los de Ziganda.
Y lo peor no es que no se materializan las ocasiones, sino que éstas ni siquiera se generan. No en vano, Osasuna es uno de los conjuntos de la Primera División que menos remates a favor promedia y el que menos ha realizado en términos absolutos, aunque este último dato carece de valor al haber disputado una jornada menos que sus rivales.
Esta deficiencia se agudiza todavía más en los encuentros fuera de casa y no digamos ya si sólo se computan aquellos remates que van entre los tres palos. Quitando la primera mitad ante el Zaragoza -los mejores minutos lejos de El Sadar- en la que se llegó a disparar hasta cuatro veces a portería, el balance de los otros dos encuentros ha sido bastante más raquítico.
Así, tanto en la Catedral como en el Vicente Calderón, Osasuna sólo inquietó al guardameta contrario en dos oportunidades, siendo Juanfran el jugador que mayor tino está protagonizando. Curiosamente, el de Crevillente y el pichichi del equipo, Walter Pandiani, se quedaron de inicio en el banquillo ante los colchoneros.
La sombra de Raúl García
Pese a que Ziganda se ha empeñado en insistir en que atacar es labor de todo el once, no cabe duda de que es consciente de que los males vienen de medio campo hacia adelante y, en especial, de la falta de acoplamiento de las nuevas piezas que han venido a sustituir a otras que ya estaban rodadas.
Por ello se explica que el de Larraintzar haya utilizado hasta tres sistemas tácticos diferentes en otros tantos envites a la búsqueda de esa idónea combinación que haga carburar a la escuadra navarra en ataque en campo contrario.
Cambios que no han afectado a la línea defensiva -han sido titulares los mismos cuatro hombres-, pero sí a la medular y la delantera. Del pivote ofensivo -Font- y dos puntas que alineó en Bilbo, pasó a mantener la dupla atacante -dando entrada a Sola por Portillo- pero con un doble pivote defensivo en Zaragoza, hasta alinear un novedoso 4-1-4-1 en el Calderón, que se vio obligado a recomponer al cuarto de hora de la reanudación.
En su papel, el preparador osasunista ha preferido transmitir que el problema es colectivo en lugar de ceñirlo a uno o varios jugadores, pero a nadie se le escapa que falta ese futbolista que engarce ataque y defensa. La sombra de Raúl García -el que más encuentros disputó la temporada pasada- es alargada todavía.
Disponer de un elemento que aporte, al unísono, sacrificio físico y calidad técnica, largo recorrido y resguardar su zona, junto a buen juego aéreo y un magnífico disparo desde fuera del área no es tarea fácil. Y de momento, ni Font -honrado donde los haya en su trabajo diario-, ni Hugo Viana -al que le costará ponerse al nivel de sus compañeros-, ni Margairaz -en proceso de aclimatación al ritmo de esta liga- parecen capacitados para hacer olvidar al de Zizur Nagusia. Por eso, que nadie piense que Ziganda puede sacarse un conejo de la chistera; sólo con partidos se volverá a conformar un entramado ofensivo de garantías y habrá que tener paciencia para disfrutar de él.
Osasuna se ha visto obligado a reestructurar prácticamente el equipo de medio campo hacia adelante. Es por ello que las nuevas piezas que han llegado al equipo están todavía en proceso de acoplamiento.
Osasuna va a tener una auténtica prueba de fuego este próximo domingo para calibrar si la seguridad mostrada ante Barcelona y Levante en El Sadar no es flor de un día. Aterrizará en Iruñea justamente el conjunto que está en las antípodas de los rojillos a la hora de rendir visitas a sus rivales.
Junto al Valencia, el Villarreal es el único equipo que ha ganado en todos sus desplazamientos hasta la fecha, con el añadido de que todavía no ha visto perforada su portería cuando ha jugado lejos de El Madrigal.
Los de el Pellegrini ya rompieron la temporada pasada con la dinámica de victorias navarras de los tres años anteriores y, de paso, devolvieron el abultado marcador de la primera vuelta (1-4).
En su contra, la eliminatoria de Copa de la UEFA que deberá solventar mañana ante los bielorrusos del Bate Borisov tras el 4-1 de la ida, con prolongado viaje incluido. De ello, deberá aprovecharse Osasuna, ya que el Villarreal sólo dispondrá de dos sesiones para preparar el choque, amén de los posibles problemas físicos que puedan derivarse del compromiso europeo.
Pese a ello, los castellonenses tienen una plantilla lo suficientemente amplia y competitiva como para afrontar con garantías ambas competiciones. Ziganda los incluyó entre las siete escuadras que optan a la Champions «porque cuatro jugadores como Tomasson, Nihat, Rossi y Guille Franco serían titulares indiscutibles en los otros trece equipos que estamos en la competición».
N.M.