Toda idea en el ámbito electoral tiene un componente político y otro matemático, que en este caso están íntimamente ligados. En la actualidad, atendiendo a la representación de los cuatro territorios vascos en el Congreso y haciendo las cuentas según los planes de Egibar, puede decirse que hay 9 diputados a favor de la propuesta de Ibarretxe y 15 en contra. Es imposible leer el futuro, pero analizando los resultados de varios de los últimos comicios y teniendo en cuenta que Bizkaia pierde un diputado, ni siquiera la proyección a unas elecciones generales de los míticos 600.000 votos de las autonómicas de 2001 y del segundo puesto de NaBai en las recientes forales permiten invertir esa correlación de fuerzas contraria a los planes del lehendakari. La suma de PNV, EA y Aralar es muy difícil que pase de los 10 escaños, y en el único modelo empleado en el que alcanza 11 tiene en frente 12 de PP-PSOE.

Para dar la vuelta a la tortilla es imprescindible la izquierda abertzale. Con los resultados de municipales, obtendría dos diputados, que se restarían a PP-PSOE. Si no fueran ilegalizados y Egibar les convenciera de que apoyaran los planes de Ibarretxe invertirían la tendencia con un 12 a 11. Muy inestable. Lo que realmente resulta eficaz es que el proyecto sea más ambicioso, aparque planes que suenan partidistas y aglutine a todos los defensores de la autodeterminación. Recuerden la propuesta de Bergara (y, de paso, lo que ofreció ETA). Su resultado podría ser la victoria por 13 a 10.