El DUP ha advertido que, de confirmarse la implicación del IRA en el fallecimiento de Paul Quinn, este hecho repercutirá en los acuerdos institucionales norirlandeses.

Ante lo ocurrido, el presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, así como Connor Murphy, ministro de Educación y representante republicano en la Asamblea por el Sur de Armagh-donde residía Quinn- se han apresurado a negar cualquier participación republicana en la muerte de Quinn.

«En absoluto ha habido participación de republicanos en el asesinato de este hombre y todos debemos de tener cuidado de no hacer política con este horrible acto criminal», declaró Adams,

El joven, de 21 años, murió de una paliza en una granja de Castleblaney, en Monaghan, en la República irlandesa.

Hasta allí se trasladó Quinn desde Cullyhanna, donde vivía, para encontrarse con sus agresores sin saber qué le esperaba.

A través de un comunicado, sus familiares acusaron al IRA de lo sucedido, pero durante una entrevista con la emisora pública RTE, Murphy apuntó a que la persona que había escrito dicha declaración en nombre de la familia era un antiguo miembro de Sinn Féin que pretendía dañar la estabilidad de las instituciones levantando sospechas sobre esta muerte.

El europarlamentario unionista Jim Allister ha pedido a sus correligionarios que no confundan las acciones de individuos que podrían haber estado ligados al IRA con acciones tomadas con el beneplácito de la organización armada republicana.

En este contexto, un lealista de 24 años, Nigel Brown, ha sido acusado del ataque contra Thomas Devlin, un quinceañero nacionalista que murió apuñalado en 2005.

Los cargos se producen dos días después del arresto de siete personas, entre ellas el que fuera miembro de la Asamblea por el PUP Billy Hutchinson, del que se sospecha que ocultó información sobre el caso.