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Aunque fue una decisión arbitral tardía, el guardameta iruindarra cometió penalti y fue justamente expulsado

Las imágenes confirman que hubo patada por parte de Juantxo Elia

Con su acción sobre Negredo, el guardameta iruindarra desaprovechó una de las escasas oportunidades de las que va a disponer a lo largo de la presente temporada y se complicó su continuidad en la escuadra rojilla, con quien acaba contrato el próximo 30 de junio

Natxo MATXIN | IRUÑEA

Se podrá censurar la forma pero no el fondo de la jugada que marcó el devenir del Almería-Osasuna. La descoordinación entre Ontanaya y su linier -tardaron más de lo debido en pitar la pena máxima- fue evidente, pero más todavía el que Juantxo Elia agredió con una patada a Negredo, pese a las protestas del cancerbero iruindarra.

Las imágenes por televisión no dejan margen a la duda sobre la chiquillada del meta rojillo, que le costó cara a su equipo quien, si bien no estaba haciendo el partido del siglo, tampoco sufría grandes agobios hasta ese lance que cambió por completo el rumbo del choque entre ambas escuadras.

A la repercusión colectiva se le suma la sanción particular que Competición impondrá al protagonista del incidente, además de tener consecuencias a medio plazo. Un cabizbajo Elia -participó muy poco en el entrenamiento-, que declinó hablar, salvo para un medio, a buen seguro que es consciente de que esto puede ser la puntilla para la no renovación con los rojillos, ya que acaba contrato el próximo mes de junio.

Su técnico, José Angel Ziganda, confirmó el bajo estado anímico del jugador, con quien mantuvo una charla durante la sesión, de la que lógicamente no trascendió su contenido, pero en la que sin duda se debió tratar la jugada. «Al final quien está jugando normalmente es Ricardo y para una oportunidad de la que dispone Juantxo... Además, el partido iba cómodo para él y luego pasó lo que pasó. Es normal, es una persona, y lógicamente está fastidiado», relató el preparador osasunista.

Un bloque «por formar»

En lo que se refiere al conjunto, el míster rojillo reconoció que «nos queda mucho camino que recorrer, bastante por mejorar y ser conscientes de la dificultad máxima que vamos a vivir todas las jornadas» y pidió paciencia porque se trata de un bloque «por formar y confirmar, y esto no se hace de la noche a la mañana, se tardan años».

Tras el nuevo traspiés a domicilio, Ziganda apostó por mantener la línea mostrada hasta ahora por la escuadra navarra en su estadio, donde parece que cambia por completo el chip. El próximo invitado será el Real Valladolid, de cuyo resultado «dependerá que les distanciemos a seis puntos de diferencia y les demos un palo anímico o que nos empaten en la clasificación y nos lo metan a nosotros», comentó.

Por esa razón, el Cuco no dudó en calificar el duelo ante los pucelanos como de «nueva final en casa», pese a que apenas se hayan jugado nueve jornadas hasta ahora -una menos los rojillos por el aplazamiento del choque contra el Sevilla hasta el próximo 5 de diciembre- e insistió en «ser conscientes de que todo son finales».

De cara a preparar el próximo partido frente a la escuadra que dirige José Luis Mendilibar, la plantilla osasunista regresará a las habituales costumbres. Así, hoy guardará su descanso semanal, mientras que mañana regresará a Tajonar en doble sesión -10.00 y 18.30-, para preparar este compromiso. Se espera que para esa jornada se dé el alta a Pandiani y Josetxo.

En otro orden de cosas, los equipos de base cosecharon resultados dispares. El juvenil de División de Honor empató a cero en el derbi con el Pamplona, mientras que el de Liga Nacional cayó por la mínima ante el Burladés. Por su parte, las dos escuadras cadetes, que se impusieron a Oberena y Lagunak; los infantiles derrotaron al Lodosa.

mantener la línea casera

Después de volver otra vez de vacío en un nuevo desplazamiento, Ziganda apostó por mantener la buena línea en El Sadar y calificó de «nueva final en casa» el compromiso liguero ante el Valladolid.

Ziganda no quiere alarmismos, pero avisa a futuro

Ziganda no encuentra explicación al bajo rendimiento que está protagonizando su escuadra lejos de El Sadar -un solo punto en cuatro partidos- cuando el año pasado fue una de las facetas en las que mejor se desenvolvió. «Igual es que tenemos un equipo con diferentes características», se atrevió a exponer el de Larraintzar, quien volvió a asumir que la primera responsabilidad es suya.

En este sentido, el técnico rojillo apuntó que «algo habrá que hacer» en referencia a un posible cambio de sistema, dando entrada a piezas con cualidades diferentes. Entre ellos podrían tener su oportunidad hombres como Hugo Viana o Margairaz. De este último, debutante en Liga ante el Almería, Ziganda dijo que «intentó aprovechar sus minutos y se le ve mejor en los entrenamientos porque está intentando soltarse».

Quizás intentando dar un toque de atención a sus futbolistas, y sin querer caer en alarmismos, sí que se refirió a situaciones pasadas que acabaron en desastre. «Tenemos que aprender de experiencias anteriores, después de que hace unos años Osasuna acabara cuarto el equipo se fue desmembrando y, aunque se ficharon buenos jugadores -mencionó a Kosecki y Ziober-, al final nos despistamos y pasó lo que pasó», advirtió.

En ese aviso a navegantes, el entrenador navarro quiso dejar muy claro que «hay que ser conscientes de que no podemos vivir de lo que se ha hecho en estos tres últimos años, esta temporada va a estar todo mucho más competido».

N.M.

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