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Iñaki Lekuona Periodista

Los animales de Noé

Reza el Génesis que el dios de Noé le llamó un día y le dijo que ya estaba hartito de la corrupción de la Humanidad, y que agarrara a su familia, que escogiera un par de animales de cada especie y que los embarcara a todos en una nave que él mismo debía construir sobre un diseño divino. Y le aconsejó también que lo hiciera rapidito, que sin tardar iba a mandar una borrasca al Oriente Medio que iba a provocar el primer exterminio masivo descrito en la literatura occidental.

Si el dios de Noé existiera, ahora estaría pensando en un revival del Diluvio Universal. Y es que la Humanidad está hecha un asquito, tanto que da grima abrir las páginas de un periódico o encender la televisión. Naomi Klein acaba de poner nombres y apellidos a algunos de los responsables de este desastre, pero hay más, y esto sigue.

Y mientras las cosas continúan yendo mal y la comunidad internacional se enmaraña en sus propios negocios cubiertos de papel de regalo humanitario, unos locos de la asociación el Arca de Zoé han dicho que hasta aquí hemos llegado. Se han fijado en Darfur como podrían haberlo hecho en cualquier otra parte del globo, y han decidido que un niño muerto cada cinco minutos es una cifra insorportable. En un «rescate de urgencia», han intentado traerse a este rincón de Europa trescientos huérfanos para que sean integrados en la red de adopción pública francesa. Finalmente, el centenar que pudieron reunir no ha logrado salir del Chad porque este Gobierno acusa a los responsables de la operación de trata de niños, de pedofilia y de tráfico de órganos. Los medios de comunicación tradicionales franceses se les han echado encima, fustigados por un Gobierno francés que no quiere problemas en esa región de Africa y alentados por ciertas ONG que se ven agredidas por una asociación que les acusa de preocuparse demasiado por la gestión de las subvenciones públicas.

Seguramente hay muchos peros que ponerle a la operación del Arca de Zoé, pero lo que revienta es la hipocresía institucional y parainstitucional que con pretextos éticos reprueban una acción cuyo fin último es salvar vidas y denunciar un desastre humano. La cosa está muy mal en este mundo poblado por los animales que salvó Noé y cuya peor fauna es sin duda la propia descendencia del patriarca.

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