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Santi Angulo Martin Concejal de EAE-ANV

Ni basuras ni mentiras sobre el vertedero

En la Mancomunidad de San Markos se ha dado un cambio y, como es lógico, los que gobiernan impulsarán su programa, pues éste sí es su compromiso

Dentro de la polémica levantada en torno al vertedero de San Markos, las declaraciones de ciertos políticos son de un gran cinismo y reflejan una gran pérdida de memoria, con el único fin de despistar a la ciudadanía.

Para empezar tenemos que recordar que desde que se creó la Mancomunidad de San Markos su gobierno ha estado casi siempre en manos del PSOE, del PNV o de EA, salvo en los años 1999-2003. Entonces Euskal Herritarrok asumió la presidencia, a pesar de no tener la mayoría. Actualmente EB y EAE-ANV tienen la mayoría y ostentan la presidencia.

En la época en que la presidencia estuvo en manos de Euskal Herritarrok, hacia 2002-2003, se llevó a cabo un proceso de participación ciudadana donde se dio la siguiente valoración a las propuestas que recogía el Plan General de Residuos: Sobre cinco puntos, la recogida selectiva obtuvo 3,77; el compostaje, 3,68; la reducción de residuos, 3,58; la reutilización, 3,51; la incineración, 3,28, y el vertido de escorias y cenizas 2,98. Es decir, el sistema de incineración fue el quinto entre seis. Sin embargo, haciendo caso omiso a la ciudadanía, PSOE, PNV, EA y PP optaron por la incineradora que, por cierto, nadie quiere cerca de su casa. ¿Por qué?

Todos los partidos sabían desde hace tiempo que el vertedero de San Markos había que cerrarlo. El Ayuntamiento de Orereta pidió su cierre en febrero de 2005. Por entonces, con la izquierda abertzale fuera de las instituciones, el presidente de la Mancomunidad era el señor Merino, del PSOE, y después asumió el cargo el señor Lorza, de EA. En los cuatro últimos años no han sido capaces de presentar un plan concreto para el cierre del vertedero, y se han dedicado a defender a capa y espada su incineradora, como si fuera la única solución posible. El único paso dado ha sido la creación del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa en marzo del 2007 (por si acaso en vísperas de las elecciones), que impone la incineradora como condición incuestionable. Mientras tanto, parte de la basura ahora la llevan a otros vertederos, medida a todas luces insuficiente, por una parte, porque esos vertederos se llenarán en poco tiempo y, por otra, porque tardarán años en construir su incineradora, si es que la construyen. Está claro cuál ha sido el juego de estos partidos: no han impulsado una solución real (reducción de los residuos, compostaje...) como pedía la ciudadanía, porque querían presentarnos la incineradora como única solución.

Las elecciones municipales han cambiado la situación. La izquierda abertzale ha vuelto y además con fuerza, a pesar de que no le han dejado presentarse en Astigarraga, Donostia y a las Juntas Generales. EAE-ANV y EB han adquirido el compromiso de trabajar otra solución al tratamiento de los residuos más acorde a los deseos de la ciudadanía. Pero esto no les ha gustado a los demás partidos. Es curiosa la actitud de estos partidos que pierden el control de una institución: ahora quieren que EB y EAE-ANV asuman unos compromisos que no han adquirido, es decir, impulsar la incineradora. ¿Desde cuándo los que gobiernan una institución realizan el programa de la oposición? En la Mancomunidad de San Markos se ha dado un cambio y, como es lógico, los que gobiernan impulsarán su programa, pues éste sí es su compromiso.

Estos políticos que defienden enérgicamente la incineración tan mal valorada por la ciudadanía, con el señor Oiarbide a la cabeza, llaman inmobilista a la nueva presidencia de la Mancomunidad y le acusan de no haber cerrado el vertedero de San Markos, esto es, hacer en tres meses lo que ellos no han sido capaces de hacer en cuatro años. Estos políticos que han gobernado hasta junio con mayoría absoluta y que tenían que haber cerrado el vertedero el 31 de diciembre, le echan la culpa, sin ningún atisbo de rubor, a los que han heredado su pésima e inadecuada gestión. Seamos serios, la ciudadanía se merece más respeto.

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