Ruzowitzky eleva el nivel de Seminci con su nueva película «Los estafadores»
GARA | VALLADOLID
La adaptación de un hecho histórico, sucedido en un campo de concentración nazi un año antes de finalizar la II Guerra Mundial, ha sido trasladada a la pantalla por el realizador austríaco Stefan Ruzowitzky en su filme «Los estafadores», que irrumpió ayer con fuerza en el ecuador del Festival de Valladolid.
Ruzowitzky, quien cosechó una Espiga de Plata en la 44 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con «Los herederos», ha llevado a la pantalla la vida de Salomon Sorowitsch, un judío confinado en un campo de concentración nazi del que logra sobrevivir merced a sus dotes artísticas y a su habilidad como falsificador. El ejército nazi le recluta junto a otros presos para establecer un laboratorio falsificador de billetes en aras de intervenir la economía de las potencias aliadas y de utilizar el dinero como divisas para llenar las arcas de una arruinada Alemania un año antes de su derrota.
El director enreda al espectador en un filme donde plantea al mismo tiempo la lucha por la supervivencia en una situación límite y la terrible disyuntiva de los prisioneros judíos de o bien demorar su segura muerte a cambio de colaborar con los nazis o bien desistir y participar del común destino con sus compañeros en el campo de Sachsenhausen.
Clima de tensión
Por ese clima de tensión transita el filme, protagonizado por Karl Markovics en el papel de Sorowitsch, quien pese a su cruel pasado mantiene el código de honor entre los presos judíos y a-rriesga su vida por salvar la de al lado. Todo ello con el telón de fondo del holocausto en la II Guerra Mundial, la humillación del hombre, notablemente recreado hasta el punto de querer contradecir, en algunos fragmentos, al filósofo Theodor Adorno (1903-1969) cuando éste pronunció la célebre frase augurando la desaparición de la poesía tras Auschwitz.