CENTROS DE DETENCIÓN EN LOS PAÍSES BAJOS
Cárceles flotantes para inmigrantes
El Ministerio holandés de Justicia ha comenzado a construir sobre el agua centros de retención para inmigrantes en situación irregular. Justifica esa iniciativa por la escasez de suelo edificable y por el rechazo de los ayuntamientos a acoger cárceles en sus municipios.
Stéphanie VAN DEN BERG
Dos barcos-prisión funcionan actualmente en los Países Bajos y el lunes abrirá sus puertas de entrada una plataforma flotante acondicionada como centro de detención para extranjeros en Zaandam, cerca de Amsterdam. «Hemos construido esta plataforma flotante porque la villa de Zaandam, que no tiene más terrenos edificables, nos propuso un punto de amarre» en una zona industrial, explica a la agencia France-Presse Erik Nijman, encargado del programa inmobiliario del Ministerio de Justicia. «No se trata de una embarcación, sino de un edificio de detención construido, prácticamente en su totalidad, como si se hubiera realizado sobre tierra firme, salvo por el hecho de que flota gracias a una una especie de cajón de hormigón», matiza.
La diferencia de presupuesto entre las dos opciones es mínima, ya que tanto en tierra como sobre el agua asciende a «varias decenas de millones de euros». Además, la vida estimada de uno de estos centros flotantes es la de una prisión habitual en los Países Bajos, es decir, unos 25 años. Y, para las autoridades, al menos tiene una ventaja: puede amarrarse casi en cualquier punto del país.
En el centro que se abrirá en Zaandam pueden vivir un máximo de 576 internos, a razón de dos personas por cada celda, de 15 metros cuadrados, con ventanas sobre las aguas del canal que la rodea.
Los detenidos, que pueden circular por el edificio durante la jornada, dispondrán de salas de deporte y de reposo comunes, una librería, sala de proyección, un lugar reservado a oficios religiosos y un taller de bricolage, y tienen derecho a una televisión por celda. «La ociosidad es la madre de todos los vicios -afirma el carcelero Jantien Leegwater-. Queremos que estén ocupados y por eso hay esta oferta de actividades».
Además, la única posibilidad que tienen los inmigrantes de poner pie en tierra firme -salvo que sean trasladados de prisión- es inscribiéndose en una actividad deportiva; así, dos pabellones especialmente diseñados por un arquitecto neerlandés han sido levantados junto al centro de retención.
20.000 expulsados al año
En el último decenio, los Países Bajos han endurecido sus leyes de inmigración y han reforzado la represión contra los extranjeros sin papeles, lo que conlleva la expulsión forzosa de 20.000 personas por año, según refleja la media actual.
En contra de lo que se venía haciendo hasta ahora, «en los Países Bajos no queremos mezclar criminales y extranjeros en situación irregular», comenta Nijman, que indica que esa idea es la que ha impulsado al Gobierno a construir centros de retención específicos. «Los mantenemos juntos [a los inmigrantes] con el fin de concentrar los servicios que se ocupan de ellos, como la unidad encargada de devolverlos a sus países de origen. De esta forma también podemos limitar la duración del periodo de detención».
La de Zaandam debería ser la última prisión flotante de los Países Bajos, ya que, tras el intenso periodo de construcción registrado en los últimos años, el problema de falta de plazas ha sido resuelto, tal como señala el responsable del Ministerio de Justicia.
No obstante, Nijman afirma que «hay mucho interés en el extranjero sobre la fórmula que hemos utilizado para solucionar este tema. Hemos alquilado nuestros barcos-prisión (uno en Rotterdam y otro en Dordrecht) a una firma británica y nos han comentado que el Gobierno de Londres ya ha recabado información sobre la posibilidad de instalarlos en su país».
El Reino de los Países Bajos -denominación que incluye, además del territorio europeo, varias islas de las Antillas- tiene 16.357.000 habitantes, con una densidad de 485 habitantes por kilómetro cuadrado de tierra (oficialmente se distinguen los 33.800 km2 de «superficie de tierra» y los 7.700 km2 de «superficie de agua», que suman un total de 41.500 km2).
La elevada densidad ha marcado tradicionalmente las políticas migratorias, que no siempre han ido en la misma dirección. Tras la II Guerra Mundial, el Gobierno alentó la emigración y cerca de medio millón de personas abandonaron sus hogares para ser acogidos en otros continentes. Ahora, con un evidente auge de la extrema derecha, como en otros estados europeos, los mensajes xenófobos se están instalando en los discursos políticos. La población inmigrante, sin contabilizar a la procedente de antiguas colonias americanas o indonesias, no alcanza el 10% del total.