La película «Rec», de los directores Pablo Plaza y Jaume Balagueró, se podría definir como «un reportaje de verdad sobre una realidad de mentira», tal y como aclaró Balagueró. Este trabajo, además, cerrará la XVIII Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia con su proyección hoy en el Kursaal a partir de las 20.30. «Rec» recibió cuatro premios en la pasada edición del festival de cine de Sitges; a la Mejor Dirección, a la Mejor Interpretación Femenina y los reconocimientos de la crítica y del público. En Donostia, está fuera de concurso.

Reportaje con los bomberos

En la cinta, Ángela, interpretada por Manuela Velasco, se acerca a un parque de bomberos para un reportaje. Va acompañada por Pablo (Pablo Rosso) a la cámara. Mientras están allí los bomberos reciben una llamada y tienen que acudir a un edificio donde una señora no deja de gritar. Una vez en el portal se encuentran con todo el vecindario esperándoles y empiezan a darse cuenta de lo que sucede realmente.

La película derrocha espontaneidad y aunque simple en apariencia, resultó muy complicada, porque la premisa que todos los actores debían seguir era «seguir grabando -en relación al trabajo que desempeña en la película la reportera Ángela junto al cámara Pablo- pasara lo que pasara». Es decir, que Pablo Rosso no sólo representaba el papel de cámara, sino que son esas mismas imágenes las que conforman el trabajo, un estilo que recuerda el de «El proyecto de la Bruja de Blair». Rosso interpreta así, un doble papel en el filme; el de actor y director de fotografía.

Los actores debían «reaccionar en todo momento», de manera que «aunque la cámara estuviese grabando en el piso superior, los de abajo seguían actuando, porque la cámara podía volver en cualquier momento», aclaró Balagueró. Plaza por su parte, añadió en este sentido que, desde el principio buscaron que «la película estuviera viva». Para los actores fue una esperiencia «fantástica», que les daba «una sensación teatral».

El actor Ferrán Terraza señaló que durante el rodaje «todos estuvimos tremendamente concentrados» para poder reaccionar a lo que sucedía. Y es que ni siquiera contaban con el guión completo, «para que los actores no bajaran la guardia».