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Alvaro Reizabal Abogado

Dices que te vas, te vas...

Imaz enarbola como tarea prioritaria de su partido la bandera de combatir a la izquierda abertzale, como si no hubiera ya suficientes fuerzas armadas y políticas dedicadas a ese propósito

Dices que te vas, te vas y nunca te acabas de marchar de aquí, a ver a esa chica rubia que dicen que tienes en Valladolid...» Así reza la canción popular que parece compuesta pensando en la larga marcha de Josu Jon Imaz, que, evidentemente, no tiene nada que ver con la de Mao Tse Tung. Y es que desde que el aún presidente del Euskadi Buru Batzar anunciara su abandono de la política activa, no pierde ocasión de prodigarse y aprovechar sus comparecencias públicas para ir dejando todo atado y bien atado, poner los pun- tos sobre las íes y de paso escribir la hoja de ruta de su sucesor traspasándole las cartas marcadas.

En Barcelona habló de que los vascos tienen que buscar sus coaliciones transversa- les en España y ahora ha des-cubierto que el enemigo está en casa y enarbola como tarea prioritaria de su partido la bandera de combatir a la izquierda abertzale, como si no hubiera ya suficientes fuerzas arma- das y políticas dedicadas a ese propósito. Y todo esto en un acto de homenaje a los gudaris que combatieron contra el «plácido» golpe militar franquista.

Parece como si en estos momentos postreros de su mandato, Josu Jon, que es químico, hubiera recibido información privilegiada de su primo, a la sazón físico, y que le hubiese revelado que el contrario a batir por el nacionalismo vasco es el abertzalismo de izquierdas. El mensaje va calando en sus filas como lluvia fina y en este marco se comprende que den cobertura a la cuadrilla de Inestrillas y, a la vez, repriman sin contemplaciones actos a los que califican de fascistas, en demanda del cumplimiento de los derechos que asisten a los presos, o que se facilite continuamente información que propicie el encarcelamiento de los dirigentes independentistas vascos, o que critiquen la Ley de Partidos con la boca pequeña, mientras ocupan alcaldías y concejalías, que de ser consecuentes con esas actitudes críticas, nunca debieron aceptar, porque deberían asumir que, democráticamente, no les corresponden.

Resulta mas incomprensible aún toda esta actitud en un momento en que se ningunea al lehendakari de su mismo partido restregándole por el morro su incompetencia para convocar consultas sobre el futuro de una parte de Euskal Herria, se le advierte que se impedirá la llamada a las urnas por todos los medios y se le juzga y se le hace pagar, de momento, la pena de banquillo por llevar a cabo la actividad política propia de su cargo, reuniéndose con otros políticos vascos también en el desempeño de las funciones que les encomendaron quienes les votaron.

Esperemos que el político nacionalista más mimado en la historia por los medios de comunicación españoles, se vaya de una vez a esa nación, a esa patria suya, que según dice, no es la nuestra, pero que, desde luego no puede ser Euskadi, que es la patria de todos los vascos.

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