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50º aniversario del primer viaje al espacio de un animal

Laika, una perra menos, una estrella más

Fue llamada para la gloria, aunque sin desearlo. Hoy se cumplen cincuenta años desde que una perra vagabunda de las calles de Moscú se convirtiera en el primer ser vivo en viajar al espacio exterior. Laika apenas sobrevivió siete horas en aquel claustrofóbico Sputnik II, pero su nombre sigue siendo recordado y su estrella brilla en este aniversario más que nunca.

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Joseba VIVANCO

Su nombre original era Kudryavka (Rizada), pero antes de que fuera subida en el Sputnik II había sido rebautizada como Laika (Ladrador), de más fácil pronunciación más allá de las fronteras soviéticas. El 3 de octubre de 1957, Radio Moscú confirmaba el nuevo desafío: «Los instrumentos científicos funcionan normalmente y los datos de la actividad fisiológica del animal son los correctos», repetía la emisora. El mundo entero estaba pendiente de aquella proeza, anunciada desde días antes hacia los cuatro puntos cardinales del globo. Los responsables del proyecto habían prometido el bienestar del animal, facilitándole comida para siete días y espacio suficiente; incluso se dotó a la perra de un «traje espacial». Pero nada de aquello era cierto. Las prisas con las que Nikita Krushchev ordenó este lanzamiento impidieron que aquel viaje incluyera un billete de retorno para Laika.

Conejillos de indias

Ella no fue el primer animal en ser probado como conejillo de indias por los ingenieros espaciales. Tanto la URSS como EEUU ya habían enviado otras especies en vuelos suborbitales. Pero esta vez se pretendía que el `pasajero' permaneciera varios días en un espacio muy reducido y en ingravidez. Durante los apresurados entrenamientos de Laika, se la sometió a simulación de despegue en el interior de una centrifugadora y se la mantuvo encerrada durante semanas en compartimentos cada vez más reducidos.

Tres días antes del lanzamiento, Laika fue colocada en el Sputnik. El frío kazajo en Baikonur obligó incluso a mantenerla caliente allí dentro. Llegado el día clave, el pulso del animal se llegó a triplicar durante el despegue y los nervios y el estrés se apoderaron de ella, a pesar de que las autoridades rusas sólo informaban de que Laika se comportaba con calma. Sólo ellas sabían que la perra nunca regresaría a la Tierra con vida. Incluso le había sido administrado veneno en la comida para que lo ingiriera días después del despegue. Pasados 45 años después de aquello, en 2002, uno de los científicos rusos participantes en aquel proyecto reveló en el transcurso del World Space Congress, en Houston (EEUU), que Laika sólo sobrevivió entre cinco y siete horas después del despegue, cuando la versión oficial había mantenido hasta entonces que falleció una semana después o que aguantó hasta cuatro días. La realidad es que las altas temperaturas y el pánico acabaron con ella a la cuarta órbita.

El ataúd en que se convirtió aquel Sputnik para Laika completó en total 2.570 vueltas a la Tierra, antes de su reentrada en la atmósfera el 4 de abril de 1958. «Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho... ni siquiera aprendimos lo suficiente de esta misión como para justificar la pérdida del animal», confesó tiempo después Oleg Gazenko, uno de los artífices del programa soviético de animales en el espacio y preparador de la propia Laika. Después de ella, ninguna otra misión tripulada con perros fue lanzada sin un sistema de retorno seguro. Su muerte generó un debate sobre las pruebas con animales. Incluso hubo un llamamiento para que los dueños de canes guardaran un minuto de silencio en honor a esta perra, y no faltaron las protestas ante las embajadas soviéticas o peticiones de repulsa a la ONU.

Belka y Strelka -ésta quedó luego preñada y uno de sus seis cachorros fue regalado al presidente estadounidense- tomaron el relevo espacial en 1960 completando 18 órbitas, al igual que Chernushka un año después. Ellas volvieron; otros, como Lisichka y Bars, no.

EEUU prefirió utilizar monos. Gordo, un mono ardilla, fue el primero en 1958, y le siguieron Baker, Sam, Able y Ham, pero sólo uno, Henos, un chimpancé de cinco años, regresó a Tierra por sus propios medios, maniobrando cual astronauta para asombro de los científicos. El zoológico espacial se compone desde entonces de muchas especies: además de perros y monos, ratas, tortugas, ranas, insectos, gusanos, crustáceos, peces...

En cualquier caso, el viaje de Laika arraigó por completo en la cultura popular de aquella generación y de las venideras. En la Ciudad de las Estrellas -Zvyosdny Gorodok, ubicada al noreste de Moscú- hay una placa en homenaje a los cosmonautas caídos, y en ella, en una esquina, su figura se adivina entre las piernas de uno de ellos. Laika sigue dando nombre hoy a muchos canes, ha sido protagonista de obras literarias, canciones, sellos, incluso un pedazo de terreno en Marte lleva su nombre desde 2005.

La prensa estadounidense, conocedora de su dudoso pedigrí y aún atolondraba por aquel segundo hito espacial soviético en un mes, la apodó Muttnik, aludiendo a que el término `mutt' en inglés americano se aplica a los perros callejeros. Sin embargo, Laika había sido definitivamente llamada para la gloria aunque fuera muy a su pesar. Es por ello que, como culmibana la letra de la canción de Mecano, «Y si hacemos caso a la leyenda/ Entonces tendremos que pensar/ Que en la tierra hay una perra menos/ Y en el cielo una estrella más».

Curiosidades espaciales:

Astronautas

Desde Yuri Gagarin, el primer hombre en orbitar la Tierra, en 1961, cerca de 500 personas de una treintena de países han viajado al espacio, sobre todo gracias a la ISS.

Hollar la luna

Neil Amstrong es el más recordado, pero son doce los astronautas de EEUU que han pisado la Luna desde 1969; el último, Harrison Schmitt, en el Apolo 17, en 1972.

Luto espacial

Vladimir Komarov fue el primer viajero espacial que murió en una misión, en 1967. Desde entonces, son 18 los astronautas fallecidos; los siete últimos en 2003.

La primera gata

Los soviéticos probaron con perros y los estadounidenses con monos; los franceses lanzaron en 1963 a la primera gata, Félix, que fue rebautizada como Astrocat.

Semillas

En el Apolo 15 (1971), Stuart Roosa llevó consigo semillas de roble, secuoya, sicomoro, abeto Douglas y pino amarillo. En 1975 fueron plantadas por todo el mundo.

Nacimiento

Una cucaracha bautizada Nadezha (Esperanza) dio a luz varias crías en el vuelo del «bio-satélite» Foton-M en setiembre. Es el primer nacimiento en el espacio.

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