El Estado mexicano de Tabasco vive las peores inundaciones de los últimos «noventa o cien años», según alertó el gobernador, Andrés Granier. El número de afectados supera ya el millón de personas y hay, al menos, un fallecido. En un discurso televisado de cinco minutos, el presidente mexicano, Felipe Calderón, calificó la situación de «extremadamente grave» y pidió a los mexicanos que aporten dinero en efectivo, agua embotellada, alimentos enlatados, medicinas, ropa, toallas sanitarias, biberones, pañales desechables, jabones y otros artículos de limpieza personal.

«Nadie puede quedarse con los brazos cruzados, no podemos y no vamos a dejar solos a nuestros hermanos de Tabasco, se requiere el apoyo y la aportación de todos en estos momentos difíciles», resaltó.

Calderón insistió en que se trata de una de las «peores tragedias» de México. «Éstos son momentos en los que se templa y se pone a prueba el verdadero patriotismo y el nacionalismo de los mexicanos», añadió.

Indicó que están trabajando para enviar lámparas, baterías, sanitarios portátiles, cocinas portátiles, plantas generadoras de electricidad y plantas potabilizadoras. Pidió nuevamente a la población que entregue el material que pueda en los centros de acopio que se han instalado en todo el país o establecer contacto con el sistema de protección civil de cada Estado o con la Cruz Roja de cada localidad.

«Toda contribución es importante, toda ayuda es valiosa sin importar lo modesto que sea la aportación», insistió.

«Es un desastre total»

La extrema situación se complicó aún más el jueves por la noche con la ruptura de los diques de contención de los ríos Carrizal y Grijalva -uno de los más importantes del Estado y que cruza la capital Villahermosa-. El Ejército tuvo que evacuar el centro histórico de la capital así como al personal y pacientes del Hospital Juan Graham Casasús, que fueron trasladados por vía aérea a centros sanitarios de los estados vecinos.

El 70% de Tabasco, que cuenta con dos millones de habitantes, está inundado. Granier, aseguró que ayer unas 300.000 personas aún seguían atrapadas en sus casas en diferentes lugares de Tabasco. En total, 855 localidades se han visto afectadas.

Según la Comisión Nacional del Agua, el Río Grijalva tenía una altura de 7,14 metros, dos más de su escala crítica. El portavoz de la alcaldía, Fernando Hernández, explicó que su desbordamiento ha provocado que un 80% de Villahermosa esté bajo las aguas. En el 90% de la ciudad no hay luz, ni agua potable y la gente camina por las calles buscando albergue.

«Es un desastre total», afirmó Granier: «Si hablamos del campo, eso ya no hay y Villahermosa ha ido sucumbiendo a pesar de que ha habido una enorme respuesta de este pueblo».

«Es la peor tragedia de los últimos noventa o cien años. Ningún tabasqueño recuerda algo similar. El río Grijalva rompió en muchos puntos a lo largo y ancho de la ciudad, lo único que nos está resistiendo en estos momentos es el borde del malecón Carlos A. Madrazo, que está defendiendo el caso antiguo», manifestó el gobernador.

Por su parte, la Secretaría de Salud advirtió sobre el riesgo de «una gran epidemia de dengue y cólera». Informó, además, de que más de 50 unidades médicas están dañadas.

Mientras, el senador Heladio Ramírez, presidente de la Subcomisión de Desastres Naturales, aseguró que los daños a la agricultura -basada en el maíz, frijol, arroz, cacao, caña de azúcar y coco, que incluso se exportan a varios lugares del mundo- son del 100%. La producción de plátanos y aguacate también ha corrido la misma suerte.

Entretanto, en Villahermosa se repetían las escenas de pánico por el temor a que revienten las presas. De hecho, ayer ya comenzaron a llegar a Veracruz y a Chiapas los primeros refugiados. Se espera que, en las próximas horas, 4.000 personas lleguen a Veracruz.