El síndico de Gasteiz asume su cargo entre halagos y críticas
Javier Otaola, que desempeña la labor de Defensor Vecinal desde la creación de esta institución en Gasteiz, juró ayer un cargo para el que fue reelegido por acuerdo unánime de la Junta de Portavoces el pasado mes de setiembre. Frente a la postura unánime de los políticos municipales, las asociaciones de vecinos ven poca eficacia en esta figura y reclaman que se pongan en marcha los cauces de participación ciudadana que recogen las normas municipales.
Txotxe ANDUEZA |
El salón de recepciones del Consistorio de Gasteiz acogió ayer, excepcionalmente, el Pleno Extraordinario en el que Javier Otaola tomó posesión del cargo de Defensor Vecinal. Prácticamente la totalidad de los ediles, directores y directoras de servicios municipales, el Ararteko -Iñigo Lamarka- y el presidente del Fórum Barcelona -Carles Dalmau- participaron en esta ceremoniosa sesión.
En este acto, después de cumplir su primer mandato de cinco años, Javier Otaola, reelegido por acuerdo unánime de la Junta de Portavoces el pasado 24 de setiembre, juró ayer el cargo en el que continuará otro lustro.
El Ararteko, Iñigo Lamarka, felicitó a Otaola por el apoyo cosechado entre los grupos políticos, subrayó la buena relación entre ambas instituciones, y alabó el talante mostrado en su labor de Defensor vecinal, asegurando que «ha hincado el diente a todos los temas que le han presentado, actuando a iniciativa propia en otros». También Carles Dalmau, procedente de Catalunya, donde la figura del Defensor Vecinal está alcanzando gran desarrollo, dio la bienvenida a Javier Otaola.
«Independencia, garantía y trabajo en equipo», fueron los conceptos subrayados por Javier Otaola en su toma de posesión. En su opinión, la institución que seguirá representando por cinco años «debe ser útil en la defensa y promoción de los derechos humanos en la ciudad».
Una labor para la que, subrayó, ha contado con varias referencias. La primera se remonta a la tradición del Síndico Procurador General, figura que en la Gasteiz del siglo XV defendía a los «pecheros» (plebeyos). La segunda, «uniendo tradición con modernidad», la constituyen la iniciativa de la Conferencia de Ciudades Europeas, el Ararteko de la CAV, los síndicos de Catalunya «y un conjunto de técnicos con conciencia clara de servicio público».
Críticas de las asociaciones
Como es habitual en las figuras de Defensor del Pueblo, el síndico de Gasteiz emite un informe anual de su actividad. En el correspondiente al año 2006, el informe de Javier Otaola habla de 597 consultas atendidas, la apertura de 23 expedientes y el cierre de otros 167, algunos comenzados en ejercicios anteriores. Se trata, generalmente, de demandas presentadas por ciudadanos que se quejan de la actuación municipal en diversas áreas, ante las que el Defensor Vecinal ha realizado sus recomendaciones.
Los datos que se reflejan en la memoria son parte de la valoración negativa que hace el representante de una asociación de vecinos de la ciudad, Errota Zaharra. En opinión de Javier López de Robles, se trata de una figura decorativa, cuyo trabajo sale «demasiado caro a los ciudadanos».
Recuerda el vecino de Errota que esta figura se creó en tiempos de la alcaldía de Alfonso Alonso, «promovida por la Federación de Municipios y Provincias» española, y critica fundamentalmente el hecho de que «quien elige al defensor del vecino son los políticos para protegerse; es como poner el defensor del trabajador elegido por la patronal».
Guillermo Perea, representante de la Asociación de Vecinos de Aranbizkarra, piensa que «puede haber ciudadanos que necesiten en un momento determinado un apoyo de esta persona para abrir un hueco en el Ayuntamiento», pero reclama, ante todo, que «si se trata de una figura vecinal, los vecinos tengan posibilidad de participar en su designación».
Recuerda Perea que en los cinco años de existencia de esta figura sólo tuvieron una experiencia de su participación en un conflicto vecinal, cuando el Ayuntamiento le propuso como moderador en el conflicto surgido en torno al plan de Tres Santos, «y no hizo de moderador». «Nosotros lo vemos como una figura decorativa, en la que se gastan un montón de medios económicos, para que al conjunto del movimiento social no nos sirva para nada» concluye este portavoz vecinal.
El Ayuntamiento ha convocado a las AAVV a una reunión que tendrá lugar mañana, al parecer sobre presupuestos. Las asociaciones ven en ese llamamiento una posible reedición de una fórmula ya ensayada por Alonso que poco tiene que ver con la participación vecinal.
La figura del síndico existe en muchos otros ayuntamientos vascos, aunque sólo en Gasteiz se le caracteriza como Defensor Vecinal. Y no es el único cauce de comunicación entre el Ayuntamiento y la ciudadanía existente teóricamente en la capital arabarra.
La participación directa en los plenos -cuyo reglamento ha sido recientemente renovado, «aunque manteniendo en el fondo las líneas del PP», según López de Robles-, los consejos territoriales y el Consejo de Participación Vecinal son los instrumentos establecidos en la normativa municipal.
Todos los consejos territoriales están creados ya «excepto el de Aldabe, que paradójicamente es el único en el que no se dijo sin más `amén' a la propuesta de participación hecha por el Ayuntamiento, sino que se debatió y votó junto a la realizada por la asociación de Errota». En cuanto al Consejo de Participación Vecinal, diecisiete asociaciones vecinales solicitaron hace ya cuatro meses que se ponga en marcha, porque «aunque ha funcionado mal, es necesario y las asociaciones estamos dispuestas a ponerlo en marcha».