Raimundo Fitero
Huelga
Los guionistas de cine y televisión norteamericanos se han declarado en huelga. Sus peticiones son absolutamente lógicas. Quieren recibir sus porcentajes por la explotación de sus obras creativas en otros soportes, como los deuvedés o Internet. Los hemos visto en los noticiarios en manifestación y protestando con sus cartelitos. Uno de sus eslóganes es: «Si vosotros ganáis dinero, nosotros también queremos ganar dinero». La batalla se establece en términos muy claros y las consecuencias son, obviamente, también económicas. Se trata de un asunto de suma gravedad, ya que ser guionista en los USA es diferente en trato, ligazón laboral, económica y cesión de derechos que lo que se estila por estos pagos.
Podríamos empezar diciendo que ser guionista es una cosa muy seria. Que en ciertos tramos del sistema de producción, son los primeros diez folios los que cuestan más dinero. Que la industria respeta bastante a los guionistas porque entienden que de ellos depende un porcentaje muy elevado del éxito de una serie, un programa en directo o un concurso. De hecho, desde que el pasado lunes comenzó la huelga, los programas en directo en donde un presentador va recibiendo a invitados, o hay gags, etcétera, por poner un símil, Buenafuente o Eva Hache, se debieron suspender y emitirse algunos grabados.
Y es que en estos programas los guionistas son fundamentales. Los antes mencionados comunicadores, o el Gran Wyoming, o cualquier otro, sin un buen equipo de guionistas que le vayan proporcionando frases ingeniosas, gags verbales, imaginación y capacidad para olfatear la realidad, se convertirían en personajes muy sosos, con las ocurrencias limitadas. No digamos ya la importancia que tienen los y las guionistas en series como «C.S.I» o «House». El sustento de estas series se basa en un porcentaje muy elevado en la calidad de sus guiones, y eso salta a la vista. Así que atentos a nuestras pantallas, la industria del entretenimiento audiovisual americana está en efervescencia. Si los guionistas no escriben, no hay espectáculo. Recapacitemos. El día que los guionistas de aquí tengan este poder, tendremos mejor televisión. He dicho.