Iker Gallastegi
«Caídos por Dios y por España»
Hoy, con la «democracia española» que disfrutamos en Hego Euskal Herria, al igual que durante la dictadura o como lo hacen en el Vaticano, sólo se puede honrar a los «caídos por Dios y por España»
Durante los casi cuarenta años de la dictadura franquista, y algunos más de propina, los vascos tuvimos que acostumbrarnos a ver en plazas y lugares céntricos de nuestros pueblos, monumentos y placas con los nombres de los «caídos por Dios y por España», es decir, de las víctimas causadas por los «rojo-separatistas» vascos. No vimos nunca monumento ni placa alguna con los nombres de los gudaris muertos en combate ni de los abertzales fusilados y asesinados por los insurrectos fascistas y enterrados en cunetas y otras tumbas colectivas que sólo hoy se están descubriendo y excavando.
Entonces, claro está, soportábamos una dictadura y se honraba únicamente a los muertos de los sublevados que ganaron la guerra civil. Hoy en día disfrutamos de una democracia, algunos así nos lo dicen, y no es un dictador quien nos gobierna sino los representantes del pueblo vasco democráticamente elegidos.
Para un pueblo demócrata, como pretendemos que es el vasco, todas las víctimas son suyas, todas son iguales, todas son parte de él. Desgraciadamente, los miembros del Parlamento vascongado que se reunieron hace un mes para tratar del asunto de las «víctimas del terrorismo» sólo honran a las de un bando, por lo que no se puede decir que actúen como demócratas. Al igual que durante la dictadura, hoy no se honra oficialmente a los abertzales y gudaris torturados y muertos por los policías y mercenarios de los varios gobiernos democráticos» españoles ni por los ertzainas del Gobierno títere vascongado. Sin embargo, estas víctimas también son parte del pueblo vasco y merecen tanta honra, por lo menos, como las demás.
Que partidos nacionalistas vascos promocionen la parcial y antidemocrática farsa que se ha llevado a cabo en el Parlamento vascongado y que sus representantes en él hayan soportado sin incomodarse las peticiones de perdón de Urkullu a los familiares de las víctimas de un solo bando, como ya antes lo había hecho Ibarretxe, es algo que produce nauseas a cualquier abertzale y a cualquier demócrata.
Criticamos a la Iglesia católica, que viene de beatificar a 498 «mártires del siglo XX», todos de solo un bando, porque se ha «olvidado» de los 16 sacerdotes vascos fusilados por Franco y de los miles de abertzales asesinados por los franquistas. Sin embargo, el Vaticano es muy constante y no ha hecho más que repetirse, pues ya había beatificado antes, en pequeños lotes, a otros tantos «caídos por Dios y por España». Comportamiento arbitrario que no nos extraña ni sorprende.
Lo que sí llama la atención y clama al cielo es que el PNV y algunos otros partidos vascos supuestamente nacionalistas tengan ese mismo comportamiento parcial. Su «democracia» y su abertzalismo no pasan de ser supuestos, pues sólo son válidos cuando les conviene. Algo que fue confirmado por enésima vez la víspera misma de la beatificación de esos mártires en el Vaticano, cuando el Gobierno vascongado ordenó a sus ertzainas que dispersaran y detuvieran a los ciudadanos de Hernani que intentaban manifestarse pacíficamente por las calles en recuerdo de los gudaris y abertzales de su pueblo muertos por policías y mercenarios de los gobiernos españoles, e incluso por la misma Ertzaintza. ¡Víctimas estas «olvidadas» por el parlamento vascongado mientras «beatificaba» a los muertos por ETA!
En resumen: Hoy, con la «democracia española» que disfrutamos en Hego Euskal Herria, al igual que durante la dictadura o como lo hacen en el Vaticano, sólo se puede honrar oficial o incluso popularmente, a los «caídos por Dios y por España», aunque lo de «por Dios» esté ya algo difuminado.
¡Y que este comportamiento lo impongan y practiquen partidos vascos que se dicen nacionalistas y democráticos...!