La línea 3 de cercanías de Renfe que cubre el trayecto entre Urduña y Bilbo fue protagonista ayer de un accidente que se saldó con tres heridos leves. Las otras 59 personas que viajaban en el convoy abandonaron el lugar del siniestro, el túnel entre Abusu y Abando, caminando por las vías hasta alcanzar el andén y continuar después viaje en autobuses.

No se trata de un accidente grave, si limitamos ese calificativo a los siniestros que tienen consecuencias humanas trágicas. Sin embargo, cuando nos encontramos ante una cadena de incidentes que tienen en su mayor parte relación directa con la construcción de la estación subterránea de Miribilla conviene hacer una reflexión sobre las condiciones en que se desarrolla una obra pública de gran magnitud, fuerte presupuesto y notables complejidades técnicas de realización.

En diciembre pasado se optó por aumentar la dotación económica y prorrogar en quince meses la fecha de entrega de una infraestructura que daría servicio a 20.000 pasajeros potenciales -fundamentalmente de San Adrián, Torreurizar, Larraskitu y Miribilla-, pero ante la que los distintos agentes implicados en Bilbao Ría 2000 han mantenido posiciones un tanto vacilantes. Cabe recordar que esta obra ha provocado ya varios disgustos. El primer incidente serio coincidió con las voladuras previas a la realización del cañón de acceso a la estación y a partir de entonces se han producido varios desprendimientos de piedras, en el origen también de este último siniestro, a los que hay que sumar las denuncias vecinales respecto a ruidos y temblores.

La inquietud entre los ciudadanos que utilizan habitualmente esta línea de transporte ferroviario es importante y hacer esa constatación no implica favorecer la alarma social. Más bien de lo que se trata es de que en las instituciones correspondientes sí suene esa alarma, a fin de que se pongan los medios precisos para que las obras públicas se ejecuten con el máximo de garantías de seguridad, tanto para los trabajadores que las realizan como para el conjunto de los ciudadanos.