No hay que ser ni bruja ni vidente para pronosticar ciertas reacciones violentas como resultado de ciertas reacciones infantiles e inmaduras de nuestros políticos.

El mismo día del atentado del 11-M escribí una carta pública a Aznar donde le expresaba mi indignación y donde le decía que él era el mayor responsable de ese atentado, que por supuesto no era obra de ETA, y que él mejor que nadie sabía que era el resultado de su guerra con Irak; carta publicada dos o tres días después. Al día de hoy, después de un juicio y sentencia espectaculares, donde por supuesto no estuvieron sentados en el banquillo de los acusados los verdaderos responsables, el PP insiste en que ese atentado no ha tenido nada que ver con dicha guerra. Todos sabemos que ese atentado y los que vienen a partir de entonces tienen mucho que ver con esa guerra. «Que Dios nos encuentre confesados...», dirían los católicos. Ese atentado ha sido porque España era uno de los países que apoyó una guerra que ha originado cientos de miles de muertes inocentes. La diferencia a partir de estos momentos es que ahora España ha creado su propia guerra.

Eso mismo pasa con su versión de ETA. Cuando escucho a los políticos decir que el único problema es ETA, no quiero creer que realmente su inteligencia sea tan limitada, ya que ETA no es el problema en sí, sino la consecuencia de problemas no resueltos.

Los políticos insisten en que se condene la violencia y los atentados de ETA, pero no condenan ni la tortura, ni la dispersión de presos, ni las detenciones masivas, ni la ilegalización de un partido, ni las arbitrariedades que se cometen contra el pueblo vasco. Acusan a la izquierda abertzale de terrorista, y les detienen por querer utilizar el diálogo en la solución de un conflicto. Utilizan discursos repetitivos hablando acerca del derecho a la vida, y yo me pregunto ¿la vida de quién...? Porque yo creo que todas las vidas deberían tener ese derecho: los torturados, los árabes, los vascos en general deben tener ese derecho, todas las vidas son importantes y deben respetarse.

Nos hablan de democracia, demostrando que no tienen la mínima idea de lo que significa ese término. Nos hablan de representar a un pueblo, cuando se le niega al pueblo vasco opinar, prohibiendo a sus políticos que consulten a su pueblo acerca del futuro que desea. La gente debe empezar a la ver la realidad, entender la verdad: el atentado del 11-M es consecuencia de una guerra oportunista; ETA es consecuencia de no querer reconocer a un pueblo, y la violencia que viene a partir de todo esto es consecuencia y responsabilidad de políticos que no quieren dialogar, que no entienden la democracia, que no respetan la vida, que no respetan a todo un pueblo y que se divierten y entretienen jugando con nosotros, sus marionetas. Somos un pueblo burlado en manos de políticos ineptos y nada inteligentes. ¿Qué podemos esperar a partir de ahora? ¿Es posible recuperar el diálogo? ¿Es posible que los políticos decidan por fin ser inteligentes y velar por su pueblo? Queriditos políticos: «la vida es mucho más que partidos políticos».