crónica | 52 pyme reconocidas por su impulso
Es imposible la conciliación laboral con 800 euros al mes
Una jornada cerró el proyecto Equal Aurreratu sobre conciliación de la vida laboral y familiar en la que han participado representantes de la UE. 52 pymes ha implantado esa metodología, que en Europa se extiende con éxito en Alemania y Suecia, entre otros lugares. Sin embargo, la principal conclusión la puso un responsable de BBK, que participa en el proyecto: «es complicada la conciliación entre quienes ganan 800 euros».
Juanjo BASTERRA
Es evidente que la conciliación de la vida laboral y familiar aporta enormes ventajas, como ayer quedaron reconocidas en una jornada que acercó al Museo Guggenheim la experiencia del programa Aurreratu, que activa tres enfoques para lograr el éxito: innovar para mejorar la competitividad; cooperación entre agentes estratégicos para impulsar el aprendizaje y la reorganización de las empresas; y, por último, la conciliación, bajo el punto de vista de «asegurar que las personas, empleadas o desempleadas, puedan alcanzar un equilibrio entre la vida profesional y la vida familiar, permitiéndoles la posibilidad de aprendizaje para llegar al pleno desarrollo».
En este último caso, el modelo Aurreratu, que se inició en 2005 con el apoyo del programa europeo Equal, incide en «reestructurar la organización del trabajo para permitir la implementación de prácticas de conciliación».
Los resultados han sido positivos, a juicio de los promotores de la iniciativa, como son Gobierno de Lakua, Diputación de Bizkaia y BBK. Más de 1.300 pequeñas y medianas empresas mostraron interés. 52 de éstas han implantado medidas de conciliación y han logrado una certificación por el trabajo desempeñado. Otras 199 empresas han sido diagnosticadas y en otras 65 se han iniciado planes en esa dirección.
Jesús Monreal, director de Empleo y Formación del Gobierno de Lakua, aseguró que ese modelo «se debe extender al conjunto del tejido empresarial». Jon Mancisidor, subdirector de BBK, indicó que ha permitido canalizar la experiencia exitosa de BBK Gazte Lanbidean, que en breve cumplirá diez años, «para seguir aprendiendo y contribuyendo a sentar las bases teóricas para la conciliación, reincorporación y permanencia de hombres y mujeres en el mercado de trabajo».
En una mesa redonda transnacional, participaron Breege Doherty, coordinadora del Equal de Irlanda; Francine Bladé-Been, que realizó un balance del programa europeo, y Wolfgang Wesely, de Alemania. Doherty reconoció en un estudio comparativo de cinco estados de la UE -Alemania, Irlanda, Italia, Polonia y el Estado español- que es complicado llevar adelante un modelo único europeo de conciliación laboral, porque «ni la participación de la mujer en el mercado es la misma en todos los casos, ni el número de horas y empleos pueden compatibilizarse».
Francine Bladé-Been destacó que «los trabajadores de cierta edad tienen implicación». Puede ser, según destacó una oyente en el turno de palabra, «porque quienes están quemados ya de trabajar tantos años, son los primeros que buscan este tipo de conciliación, por el desgaste que han sufrido». Bladé-Been remarcó los problemas que se producen «a la vuelta de la conciliación, porque el trabajador puede haber perdido su puesto original, necesita reformarse y puede que ya no exista confianza sobre su manera de trabajar». Mientras que el responsable del caso alemán, Wolfgang Wesely, incidió en que la conciliación debe ir unida a una «cooperación y aprendizaje de por vida», para evitar precisamente que el hombre o la mujer se quede «desplazado del mercado». Para él, es fundamental «para modernizar la organización del trabajo y la puesta en marcha de la conciliación». En su opinión, la mala gestión del trabajo provoca «estrés ocupacional».
Susana Climent, del Fondo Social Europeo, destacó la importancia que tiene «reconocer las medidas de conciliación como derechos y deberes de hombres y mujeres» y pidió a las empresas participantes «que lleven lejos los alegatos a favor de la conciliación, porque beneficia a la persona y al empleo, porque trabajar en condiciones adecuadas beneficia la productividad».
Luis Almaraz, representante de BBK en el proyecto Aurreratu, reconoció los pasos dados en la conciliación, pero advirtió de que «es complicado en el mundo real. Es muy difícil que dos jóvenes que ganen 800 euros al mes puedan acudir a la conciliación, es decir, dejar de trabajar durante una temporada, porque no llega con ese salario».