La planta de Mercedes de Gasteiz volverá a parar desde hoy su actividad hasta el lunes que viene, debido a la falta de suministros provocada por la huelga en la fábrica de Barcelona. La planta de Gasteiz, que ha sufrido paros por el mismo motivo en días anteriores, pudo volver a trabajar ayer, pero a partir de hoy tendrá que suspender de nuevo la producción. Esta medida afecta unos 2.800 trabajadores de la planta alavesa y supone dejar de producir 450 furgonetas al día.

Con los días que lleva parada hasta ahora, se han dejado de producir más de 5.000 furgonetas. La dirección está utilizando las jornadas de flexibilidad que le permite el convenio, pero si éstas se agotan (son un total de 18), la plantilla teme que podría recurrir a un expediente de regulación de empleo. El presidente del comité de empresa, José Antonio Moreno, expresó su solidaridad y la de la plantilla alavesa con sus compañeros de Barcelona, y agregó que la única culpable de esta situación es la dirección. «Los trabajadores de Vitoria somos meros espectadores de esta situación, que está originada única y exclusivamente por la empresa. La dirección es la responsable y la que ha tomado esta medida».

La multinacional decidió cerrar la planta catalana donde se fabrican elementos de los chasis de las furgonetas Vito y Viano que monta Mercedes en Gasteiz para sustituirla por la producción de otra empresa, Estampados Sabadell. Los trabajadores sospechan que la especulación con los terrenos de la fábrica está detrás de esta operación .

Por su parte LAB criticó ayer las declaraciones que ha venido realizando el presidente del comité en las que «parece el portavoz de la dirección». Pese a sus afirmaciones de ayer, Moreno había criticado anteriormente algunas de las actuaciones de la plantilla de Barcelona.

Huelga legítima

LAB insistió en que «ha sido la dirección la que, con su ataque frontal contra los trabajadores de Mercedes de Barcelona ha provocado la legítima respuesta de estos con el ejercicio de la huelga». Asimismo, denunció la presentación del expediente de regulación de empleo como «una nueva provocación» y un «chantaje» para que la plantilla acepte un plan social que destruye 420 puestos de trabajo.

Sobre las consecuencias en Gasteiz, LAB reitera la responsabilidad de la dirección, a la que reclama que asuma el coste de la caída de la producción en lugar de cargarlo sobre la plantilla o las administraciones.