«La ironía es el único método de enfrentarte a la especie humana»
músico
Tras foguearse, entre otras bandas, en los Burros, Quimi Portet alcanzó la fama con El Último de la Fila, junto a Manolo García. El guitarrista de Vic dejó atras esa etapa para iniciar una larga carrera en solitario cantando en catalán. «Matem els dimarts i els divendres» (Quisso Records, 2007) es su sexto y último fruto, y lo presentará en una minigira de cuatro fechas por Leioa, Gasteiz, Oñati y Donostia.
Anartz BILBAO | BILBO
El peculiar Quimi Portet nos visita con su «terapia humorístico-musical». Simpático y locuaz, el entretenedor de Vic también ha publicado una selección de textos de su blog en «Diari d´un astre intercomarcal» y su página web no tiene desperdicio.
Autodenominado «el guapo de El Último de la Fila», nos saluda en euskera al otro lado de la línea telefónica, para atendernos en una amena charla.
¿Qué ocupa hoy al «guapo de El Último de la Fila»?
A partir de El Último de la Fila me he dedicado a una carrera en solitario en mi lengua. He ido desnudando un poco mi sonido y mi forma de escribir para llegar por la puerta trasera, más o menos moderno, eléctrico o peculiar, a ser un cantautor.
¿Es también un artesano de la música? Do it yourself...
No sé si es una virtud o un defecto, pero sí, lo hago absolutamente todo. Me gusta mi profesión, me ha gustado siempre. Me encanta componer canciones y escribir textos, pero también me cuesta mucho renunciar al placer de grabar, de jugar con los elementos técnicos del estudio. He llegado a una fase peligrosa en la que me gusta incluso hacer propaganda de mi material. El nuestro es un oficio en el que estas cambiando constantemente de ocupación: escribir textos, grabar discos, ir de gira, hacer propaganda. Cada una de esas fases te permite descansar de las otras.
¿ Y... «poeta del rock»?
Para empezar, yo me dedico a un género menor, a la música popular. Cualquier persona que vea algo imperecedero en mi música alla él con ello. En la música popular puedes decir tonterias inmensas como «tengo una vaca lechera»; pero también, si un día te acierta la medicación y tienes una visión cosmogónica total del mundo no te cortas y la dices. Creo que es una de las cosas bonitas de estar dentro de un género menor que no tiene academias y en la que nadie te va a decir hasta dónde puedes llegar o desde dónde tienes que partir. Y eso me apetece mucho y siempre me ha gustado. Soy un chansonier.
¿Es el humor el ingrediente principal de su cocina musical?
La ironía es el único método que te da ciertas garantías de enfrentarte a la especie humana. Permitiéndote un grado muy importante de crítica, la ironía también deja una puerta abierta a la esperanza para que este bicho tan cruel y delirante pueda tener una parte positiva. También me gusta mucho la parte lúdica de la música, la parte inexplicable y abstracta. Los textos, con su ironía, y la música, absolutamente abstracta. Para mí es un placer jugar con esos dos elementos.
Visita EH inmerso en plena gira mundial.
Yo siempre salgo pertrechado y peinado para una gira mundial. Después, si el promotor no puede salir de ciertos ámbitos lingüísticos y culturales, chocamos con la industria; pero ya no es problema nuestro.
La elección lingüística limita su circuito.
Yo soy un cantante perfectamente normal. Canto en mi lengua, como Paloma San Basilio o Bruce Springsteen. Tengo claro que mi lengua no se habla en un ámbito tan grande como otras lenguas pero no lo considero un factor suficiente como para no cantar en mi lengua. No necesito ningún argumento para utilizarla, lo hago porque es la mia. No cantar en tu lengua, eso sí que es una toma de postura, una decisión política.
O quizas una colonización lingüística.
Nuestra generación ha tenido la mala suerte de que la presencia de la música anglosajona ha sido total y hemos caído en las garras de la música más mediocre del mundo, debido pura y simplemente, a su gran maquinaria de promoción. Independientemente de que haya alguna cosa buena y aprovechable allí.
¿Qué une a Quimi Portet con músicos como Antonia Font, Sisa, Albert Plá...?
No sé si visto desde fuera tenemos alguna afinidad. Nos gustamos unos a otros, sin formar ningún movimiento de nada. En catalán siempre ha existido ese artista peculiar, un poco fuera de lo habitual. Lo que tenemos en común es que hay cierta originalidad, para bien o para mal -eso lo tiene que escoger el consumidor- y que salimos un poco de lo que sea catalogable. Quizas la ironía sea una cosa que nos une completamente a todos esos artistas que has nombrado.
¿Existe realmente afinidad EH-Catalunya?
La simpatía mutua es obvia. Es anterior a nosotros y supongo que trascenderá a nuestra generación. Somos dos naciones sin Estado y muchas veces los problemas de la minorización de nuestra lengua obedece a las mismas razones. Siendo dos países con culturas bastante diferentes tenemos una comodidad y una familiaridad cuando estamos juntos. Me ha pasado siempre, cuando yo viajo por el mundo y llego a Euskal Herria me siento cómodo.
¿... Y en cuanto a la cultura, musicalmente?
La forma de enfrentarse a la música de nuestra cultura y de la vuestra es totalmente diferente. La cultura de Euskal Herria es más musical que la catalana, por la consistencia que tiene la musica popular aquí. En mi país, quizas por un cierto esnobismo de los años 50 y 60, tiene menos salud y mucha de la energía cultural catalana se ha canalizado hacia otras cosas y no hacia la música.
Internet ha roto fronteras musicales.
Por la parte positiva es fantástico, la música circula con toda la libertad y todo el mundo la puede escuchar. Por la parte negativa, los pobres músicos que empiezan ahora tendran que buscarse un empleo para ganarse la vida o hacerlo dando conciertos porque la música la tendrán que hacer gratis.
Lo curioso es que antes de los años 70, el músico popular era alguien a quien se le llamaba para la fiesta mayor y luego se le tiraban piedras todo el año. En la segunda mitad del siglo XX ha tenido un prestigio y un pedigrí social y cultural que considero excesivo, con auténticos fantasmas y cantamañanas opinando sobre todo. Ahora el músico popular ha perdido ese valor añadido y ha vuelto al mundo de la farándula.
A. B.