«La razón hegemónica se mueve como pez en el agua. Es un virus que ataca a la esencia del derecho internacional, de la soberanía de los pueblos», afirma Santi Duñaiturria. Uno de los contravirus, añade, es el ejercicio del derecho de autodeterminación de las naciones sin estado. Precisamente, estos son los ejes principales del ensayo «El contravirus de la razón tecnológica-hegemónica: La soberanía de las Naciones sin Estado'' que, junto al libro «Influencia de la filosofía contemporánea en el progreso de la humanidad; alternativa al neoliberalismo», estará en la Feria de Durango.

Dos obras de gran importancia para él. La primera fue premiada en el concurso literario cubano «Pensar a contracorriente», lo que para Duñaiturria significa que se debe «contraatacar en la lucha dialéctica brutal que el neoliberalismo, ha emprendido y por desgracia con bastante éxito».

¿Qué significa el «contravirus de la razón hegemónica»?

En un contexto en el que la tecnología desbocada y el consumo irracional cosifican a la persona, la razón hegemónica se mueve como pez en el agua. Es un virus que ataca a la esencia del derecho internacional, de la soberanía de los pueblos. Basada fundamentalmente en la persuasión de la fuerza bruta, de las armas, se manifiesta en un doble sentido.

Por una parte, la hegemonía de los imperios, del colonialismo, expolia los recursos naturales y espirituales del llamado tercer mundo. El colonialismo de nuevo cuño aplicado por el neoliberalismo no le anda a la zaga. La política genocida de EEUU (Vietnam, Panamá, Irak, Afganistán) así lo demuestra.

Por otra parte, la hegemonía aplicada por los estados plurinacionales mastodónticos con mentalidad imperialista (estados francés y español, Gran Bretaña...), reprimiendo la justa reivindicación de las Naciones sin Estado (NsE) al ejercicio del derecho de autodeterminación con todas sus consecuencias.

La hegemonía es, pues, un virus que deteriora las relaciones pacíficas entre los pueblos soberanos. Uno de los contravirus es el ejercicio del derecho de autodeterminación de las naciones sin Estado, cuya independencia mermaría el poder de los actuales estados plurinacionales, con resultados positivos para la humanidad. En el ensayo se motiva el porqué de ese optimismo. Una ONU reconvertida (no la actual, al servicio de los Estados hegemónicos) desempeñaría un papel importante.

¿A qué peligros se enfrentan las naciones sin Estado? ¿Podrán algún día constituirse en estados independientes?

Uno de los peligros ya lo he citado anteriormente. Los estados plurinacionales se opondrán con todas sus fuerzas para mantener intacta su hegemonía. La Europa profunda y desarrollada económicamente está «al pil-pil». La situación de Flandes, Escocia, Irlanda del Norte, Córcega, Cataluña... es muestra de que las cosas están moviéndose a nuestro favor. Euskal Herria puede sentirse orgullosa de ser una referencia en esta lucha.

¿Está el pensamiento crítico en declive en estos tiempos?

Sí y no. Sí, porque el triunfo del neoliberalismo ha sido fruto del desarme ideológico, especialmente de la clase trabajadora, que ha permanecido casi impasible ante el desmantelamiento del Estado de Bienestar.

Pero todo no es negativo. En otro orden de cosas, el pensamiento crítico contra la ideología neoliberal está en marcha. Esto se pone de manifiesto en la revitalización ideológica de América Latina que, en el plano práctico, se plasma especialmente en el socialismo cubano, venezolano y boliviano, que empieza a extenderse como una mancha de aceite. Así que todo no es negativo, hay esperanza.

¿Qué significa para usted ir a contracorriente?

Primero voy a decir lo que no significa. No significa ser un cabezota que dice por principio a todo que no. Significa que hay que contraatacar en la lucha dialéctica brutal que el neoliberalismo, amparándose en doctrinas retrógradas como las de Hayek, M. Freeman y Rorty, ha emprendido y por desgracia con bastante éxito.

A nivel colectivo, Cuba es un verdadero modelo a seguir. A través de internet ha montado una red increíble en «Defensa de la Humanidad». A medida que la hegemonía, chulería y prepotencia norteamericana aumentan, los contraataques de esta red cubana son más certeros. Una derivada de esta «Defensa de la Humanidad» es el concurso anual «Pensar a contracorriente», cuyo fin es acumular ideas para luchar contra la hegemonía de los imperios. El año que yo me presenté (2005) hubo 185 trabajos, enviados desde 24 países. En la misma línea, y también con gran éxito de participación, está el concurso anual de Venezuela Premio Libertador al Pensamiento Crítico.

En el plano individual, significa disponer de un «filtro intelectual» para depurar la basura informativa de los medios de comunicación. Es aconsejable, dudar de todo lo que parece dudoso. Quizá esto supone vivir con cierta tensión, pero supone vivir, estar vivo.

Además del reconocimiento recibido en Cuba, ¿que ha supuesto para usted este libro?

El libro «El contravirus de la razón tecnológica-hegemónica: la soberanía de las Naciones sin Estado», que obtuvo el segundo premio en el concurso «Pensar a contracorriente», supuso sobre todo una gran satisfacción.

Por otra parte, me animó a escribir el segundo libro, que también presento en Durango «Influencia de la filosofía contem- poránea en el progreso de la humanidad: alternativa al neoliberalismo». Creo que más de uno se llevará una sorpresa al leer este libro.