El primer ministro británico, Gordon Brown, se comprometió ayer a acelerar la reforma de las normas de financiación de partidos, mientras Scotland Yard investiga el nuevo escándalo de donaciones irregulares que ha salpicado a su partido.

La Policía Metropolitana trata de determinar si los donativos de 858.000 euros hechos a los laboristas durante cuatro años por el promotor inmobiliario David Abrahams, a través de intermediarios y sin revelar su identidad, han vulnerado la legislación británica.

«La última semana ha demostrado la necesidad de cambios inmediatos en nuestro partido. Pero sostendría también que se ha visto la necesidad de cambios más amplios en nuestro sistema de financiación política», dijo Brown en un acto del Partido Laborista, en el que se mostró «entristecido y enfadado» por lo ocurrido.

El líder laborista, que advirtió a los partidos de oposición de que, aunque era preferible el consenso, no dudaría en promover las reformas sin su respaldo, volvió a ofrecer su «total cooperación» con la investigación policial en marcha.

«Estoy determinado a que se pongan los hechos sobre la mesa sin temor ni favoritismo», dijo Brown, quien ya este martes, un día después de que estallara la polémica, reconoció la ilegalidad de las donaciones y se comprometió a devolver el dinero supuestamente recaudado de forma irregular.