CRÓNICA Segunda jornada
Landako acogió ayer un muy buen día de feria
ras el prólogo del miércoles, protagonizado por los chavales y los profesionales, la feria vivió ayer su primer gran día. T
Martin ANSO
El tiempo acompañó o, mejor dicho, ayer hizo buen tiempo, porque la influencia de la meteorología en los resultados de la feria es una de esas cuestiones sobre las que los durangólogos no se ponen de acuerdo. Algunos opinan que, si el tiempo es demasiado bueno, muchos pasan de Durango y optan por aprovechar los días del puente por otros pagos. El tiempo rematadamente malo, por lo visto, tampoco ayuda, porque retrae a los más propensos a quedarse en casa. Un durangólogo que -por pudor, no por otra cosa- prefiere mantener su nombre en el anonimato se muestra escéptico: «La mayoría de la gente va a la feria a lo que va, haga frío o calor; ahora, un tiempo como el de hoy es formidable, aunque sólo sea para no andar viniendo con las carreteras mojadas y lloviendo a cántaros, como el año pasado».
Lo cierto es que ayer, ya desde la misma mañana, a Landako se acercaron muchas personas. Nada más entrar, una buena oferta: cinco postales navideñas de Senideak por tres euros.
Prácticamente desde el mismo momento en que se abren las puertas, los autores están ya defendiendo sus respectivas obras a pie de stand. En Pamiela lo hacen Patxi Zubizarreta, quien firma ejemplares del libro para chavales «Pantaleon lagunekin doa», e Iñaki Sagredo, con el tercer volumen de «Navarra, castillos que defendieron el Reino» recién sacado de la imprenta. En Susa, literatura en euskara para adultos, hacen lo propio Lutxo Egia («Zubigilea», narrativa) y José Luis Otamendi («Erlojuen mekanika», poesía). En Erein, Mariasun Landa ofrece «Fiesta en la habitación de al lado». En Elkar estuvieron ayer, entre otros, Jon Arano, con su libro de poemas «Zeruak eta ifrentzuak», y Txillardegi, que acaba de publicar «Horretaz», obra en el que compila siete ensayos. El veterano autor donostiarra no ocultaba su satisfacción: «Da mucha alegría ver que aquí hay movimiento, que el euskara está vivo y que los euskaltzales, al menos en estas cosas, somos capaces de juntarnos», afirmaba.
Tendinitis de tanto firmar
Particularmente «vivo» estaba el stand de Elkar Banaketa, donde firmaban libros Javier Vizcaino, recién galardonado con el premio Ondas por su programa «Cocidito madrileño» de Radio Euskadi, y el veterano periodista, también colaborador de GARA, Antonio Álvarez Solís, que ha publicado «Horas sin tiempo».
El txoko de Txalaparta estuvo, como de costumbre, muy animado durante todo el día. Uno de los productos estrella es «¿Cipayos?». Su autor, Joxean Agirre, confesaba ya a media mañana que le había empezado a doler la muñeca, y la feria no ha hecho más que empezar. Alguien puede pensar que hay mucha ironía en los autores que se quejan de que les duele la mano de tanto estampar su firma, pero nada de eso. De ello es buena muestra el caso de Toti Martinez de Lezea, con quien el cronista se topó en la confluencia de Artekale con Goienkale. Toti cuenta con dos novedades, «El jardín de la oca» (Maeva) y «Ogaiztarrak» (Erein), pero este año no las defenderá a pie de stand, porque tiene algo así como una tendinitis en el hombro, por lo visto, de tanto firmar. Percibe la incredulidad en el rostro del interlocutor y le falta tiempo para advertirle que la cosa va en serio: «Mira -detalla-, a mí no me duele la mano derecha, con la que firmo, sino el hombro izquierdo, sobre el que me apoyo para hacerlo». Así es que en esta edición disfrutará de la feria de una manera diferente a como lo ha hecho en las últimas, o sea, disfrutará como lo ha hecho «siempre», hasta que hace unos años se convirtió en novelista de éxito.
Pero en Durango no todo son libros y discos. También hay espectáculos. Alguno termina su andadura por todo lo alto. Es el caso de «Laster Master: inkomunikazio ikastaro azkarra», protagonizado por Kike Amonarriz, Asisko Urmeneta y Antton Olariaga, que ayer se reunieron por última vez (de momento) sobre el escenario. Otros dan sus primeros pasos, como «Sommer jaunaren istorioak», de Txalo, y «Oroimenaren lupa», de los hermansos Fredi, Xabier e Itxaso Paia, que han sido capaces de liar a Unai Elorriaga, que no es de la familia pero que, como ellos, es de Algorta y al que consideran como mínimo un «primo».
«Oroimenaren lupa» es un espectáculo que tiene como leit motiv una idea sobre el arte como instrumento para fijar la memoria que apunta «Jurgi» Oteiza en «Quosque tandem», explicó Fredi Paia. «En público -continuó-, nosotros cantamos versos o tocamos instrumentos (piano, guitarra, violín, triki, frauta...), pero no las dos cosas a la vez. Eso es algo que hasta ahora sólo hemos hecho en en casa, en Nochebuena y celebraciones por el estilo. Ahora hemos querido experimentar con esa sensación navideña de cara al público».
El resultado es un espectáculo sencillo en las formas pero repleto de humor y también de emoción. Incluso a alguno de los que estaba sobre el escenario se le escapó alguna lágrima. O quzá no, quizá sólo era sudor. Porque es verdad que hacía calor en el elkartegi de Landako, lleno a rebosar. Entre los asistentes, personas conocidas, como Xabier Amuriza o Jon Lopategi. Bueno, Lopategi no estuvo en persona, pero Fredi Paia lo suplantó con éxito, a juzgar por la acogida que su imitación tuvo entre el público.
¿Y Elorriaga? A Elorriaga le pidieron que escribiera una de las canciones del espectáculo y, al final, terminaron convenciéndolo para que la cantara directamente sobre el escenario. El escritor ha hecho una pieza basada en Gaudí, Azkue y Verdi, tres personalidades que fallecieron en circunstancias especiales. El uno, atrapado por un tranvía; el otro, intoxicado tras caer al Nervión contaminado, y el tercero, en plena calle, que cortaron al tráfico para respetar su agonía.
Los de los Paia y Elorriaga no fueron los únicos versos que pudieron escucharse ayer en el entorno de Landako, porque en Plateruena, como colofón de un acto de homenaje a los fundadores de «Egunkaria», cantaron Andoni Egaña, Amets Arzallus y Aitor Mendiluze.
Muguruza y Urdangarin
Las buenas perspectivas de la mañana, en cuanto a la afluencia de gente a la feria, se vieron corroboradas por la tarde. Dicen los durangólogos que, si hay «mucha-mucha» gente, llega un momento en que las ventas se resienten, porque los interesados no pueden acercarse a los stands y ver las novedades con comodidad. El durangólogo escéptico, en cambio, piensa que las ventas son directamente proporcionales al número de gente, sin factor corrector alguno. «La gente va a lo que va», repite.
Ayer por la tarde, además, en los stands estuvieron algunos «pesos pesados». Por ejemplo, Fermin Muguruza dio todo tipo de explicaciones en Talka sobre el DVD-libro de su gira con Afro Basque Fire Brigade, y Mikel Urdangarin hizo lo propio en Txalap.Art con «Anek idatzi dit zutaz». Cuando ambos coinci- dieron, Barrenkale se volvió casi intransitable.
Mención aparte merece quizá el caso de Xabier Silveira, que empezó a firmar ejemplares de su primera novela, «A las ocho en le Bule», mucho antes de entrar siquiera en el recinto ferial. Después, ya en el stand de Txalaparta, la cosa fue a más.