La muerte del general libanés François el-Hajj ha sido interpretada como un mensaje al jefe del Ejército, Michel Sleimane, candidato a la Presidencia, y sitúa a la Armada libanesa en el corazón de la crisis política.

«Tras el apoyo de la mayoría a su candidatura, el Ejército ha entrado, a su pesar, en la arena política», asegura Amal Saad-Ghorayeb, del centro Carnegie para Medio Oriente.

Los autores del atentado quieren «hacer entender al Ejército que es parte activa en el conflicto», constataba el diario independiente «Al-Anwar».

Para el analista Ziad Baroud, el mensaje es más amplio: «Los autores han querido decir a los libaneses: `Sois vulnerables y la institución tras la que os encaramáis es incapaz de protegerse ella misma'. Nadie está a salvo».