En torno a las 17.30 de ayer, los agentes de la Ertzaintza abandonaron la herriko taberna de la localidad, que habían ocupado desde algo antes de la 8.00. En realidad, se trató de apenas hora y media de registro en el que, según señalaron miembros de Otsati Elkartea, gestora del establecimiento, «se llevaron cuatro cosillas para que las analice la Policía Científica», como botes de pintura empleados para elaborar pancartas, una camiseta, una botella y pintura amarilla que había sido rascada de una de la paredes del local. «Lo que sí han sacado han sido muchas fotos, incluida de un sitio donde decían que había una gota de pintura», dijeron.

El registro se llevó a cabo, según comunicó después el propio Departamento de Interior de Lakua, en relación con los dos ataques sufridos por parte del batzoki del municipio esta misma semana, el segundo algunas horas antes.

La noche del martes, la sede del PNV -sita en el casco histórico, lo mismo que la herriko taberna- fue atacada con dos cócteles molotov que impactaron contra la puerta y el balcón, pero que apenas causaron daños. El miércoles por la tarde, el PNV de la localidad buzoneó un escrito en el que denunciaba lo que denominaba como «ataque fascista que sólo perjudica al pueblo vasco», recogiendo así las palabras pronunciadas días atrás por su presidente, Iñigo Urkullu, respecto a que «existe un campo abierto para el trabajo con la izquierda abertzale si se separa de la violencia».

Esperando a Madrid

Esa misma noche del miércoles, la fachada del batzoki recibió varios impactos de pintura roja y amarilla.

Según comunicó Interior, tras este ataque, los agentes habrían hallado «un rastro de pintura que, supuestamente, habrían dejado los agresores» y que comenzaría en el inmueble atacado y concluiría «en el mismo interior» de la herriko taberna. Además, los ertzainas afirman haber hallado en un contenedor cercano restos de huevos con pintura amarilla. Estas cuestiones fueran presentadas como «evidencias» del ataque por el departamento de Javier Balza.

La Ertzaintza irrumpió en el casco histórico a primera hora de la madrugada, registrando incluso callejas. Poco antes de las 8.00, precintó la parte delantera de la herriko taberna, en Goiko Kalea, y no fue hasta las 16.00 cuando pudo entrar en su interior, una vez obtenida una autorización de la Audiencia Nacional.