Cadena perpetua para Colonna por la muerte del prefecto Érignac en Corsica
El Tribunal de París condenó ayer a cadena perpetua al independentista corso Yvan Colonna por la muerte del prefecto Claude Erignac. Desde el inicio del proceso, la defensa ha denunciado que no existe ni una sola prueba incriminatoria. Ya ha anunciado que recurrirá el fallo.
GARA |
El Tribunal especial de lo Criminal de París condenó ayer a cadena perpetua al ciudadano corso Yvan Colonna por la muerte en 1998 del prefecto Claude Érignac. Este fue el primer atentado mortal contra un prefecto en Corsica y causó una gran conmoción en el Estado francés.
Colonna, pastor de Carghjese, fue detenido en 2000 en Umeltu (Corsica) y encarcelado en la prisión francesa de Fleury-Merogis. Permaneció un año en aislamiento total. Sus padres tuvieron que esperar dos años para poder visitarle. En 2004, Pierre Alessandri reconoció que fue él quien disparó contra Érinac. En 2005, el principal testigo de la muerte del prefecto fue incapaz de reconocer a Colonna como la persona que disparó.
La incriminación de este pastor de 47 años se produjo en un clima en el que París necesitaba encontrar rápidamente un culpable. Incluso el entonces ministro de Interior, Jean-Pierre Chevèment, le responsabilizó directamente de esta muerte, vulnerando su derecho a la presunción de inocencia.
Pese a ello, la Fiscalía pidió para Colonna la pena máxima prevista en el Código Penal francés. El Tribunal además lo condenó por una acción llevada a cabo contra un cuartel de la Gendarmería en Corsica en 1997, en la que retuvieron a dos agentes y robaron sus armas.
Tras conocer el contenido del fallo judicial -dictado por siete magistrados- el abogado de Colonna confirmó que presentará un recurso de apelación. A lo largo de la instrucción, ha incidido en que en las 125 toneladas que pesa el auto de procesamiento no existe ni una sola prueba incriminatoria.
En 2003, otras seis personas fueron condenada por el fallecimiento de Érignac.
El médico forense certificó que la persona que disparó contra Erignac era mucho más alta que el acusado. Incluso, el sucesor del prefecto, Bernard Bonnet, admitió dudas sobre la culpabilidad de este ciudadano corso.