Tras cinco décadas de carrera y a punto de recibir un Goya de Honor, el actor Alfredo Landa anuncia su retirada
GARA | BILBO
Nacido en Iruñea el 3 de marzo de 1933, el actor Alfredo Landa hizo pública ayer su intención de abandonar la escena, tras 49 años de carrera y más de 120 títulos a sus espaldas.
Según explicó su directora, Ana Arrieta, la Academia del Cine del Estado español prepara un montaje especial para rendirle homenaje y entregarle el Goya de Honor por su extensa y prolífica carrera cinematográfica. El actor navarro, quien declaró que «ha desaparecido toda pasión por hacer cine y esta profesión sin ilusión no va a ninguna parte», podrá así decir adiós por la puerta grande. También aseveró que decidió alejarse de forma definitiva de la interpretación tras rodar con José Luis Garci su última película, «Luz de domingo».
Carrera cómica
Fue a los quince años, mientras encarnaba su primer personaje en una obra de Muñoz Seca, cuando el actor iruñearra sintió «un destello» en su interior que lo llevó a decidir que quería ser cómico, firme propósito con el que se trasladó en tren a Madrid, el 8 de octubre del año 1958.
Debutó con «Atraco a las tres» de José María Forqué, junto a José Luis López Vázquez, Gracita Morales y Agustín González. Pronto se forjó un perfil de actor de comedia, llegando a cultivar un género propio, el «landism», género cuya calidad siempre ha estado en entredicho y que evidenció, en clave de humor, la realidad social de la represión sexual durante el régimen franquista.
En la década de los 80 se descubrió ante el gran público como un inesperado intérprete dramático, cuando el Festival de Cannes reconoció su labor y la de Paco Rabal en «Los Santos Inocentes» (1984), película que marcó su despegue definitivo hacia el prestigio crítico de una carrera a la que siguieron títulos como «El bosque animado» o «La marrana», ambos de José Luis Cuerda, por los que consiguió sendos premios Goya a la mejor interpretación masculina, galardón al que ha estado nominado otras cuatro veces.
Se retira «sin tristeza», porque su marcha «no ha podido ser mejor gracias a este Goya de Honor». Ahora, tiene planeado no hacer nada y seguir acudiendo al cine al menos dos veces por semana, ya que es sólo en la sala donde el cine lo emociona.