Una de las grandes máximas para mantener el éxito suele ser no tocar algo que está funcionando. Y esto es algo que Caparrós ya ha hecho en varias ocasiones durante la temporada. Hasta ahora, el caso más flagrante había sido el de Ustaritz, pero ayer también se repitió con Tiko. El navarro volvió a la alineación, cuajó un buen partido y tras su sustitución se vieron los peores síntomas del equipo rojiblanco. Fue una pena, ya que el de Utrera recondujo la falta de verticalidad durante 60 minutos en los que los bilbainos fueron superiores al Espanyol.

Tras el cambio, los vizcainos empezaron a tener más problemas y, como viene siendo habitual, el contrario se fue haciendo cada vez más grande. De hecho, visto lo visto, el resultado se puede considerar como justo y deja a los catalanes con ventaja ante el partido del próximo miércoles en Montjuïc.

Para la esperanza queda que, en la anterior eliminatoria, los de Valverde empataron a uno en casa con el Depor en la ida y fueron capaces de vencer 1 a 2 en Riazor. Claro, que hoy día, y a pesar de que Liga y Copa son competiciones distintas, el Espanyol se postula como favorito para pasar a cuartos.

Los dos conjuntos depararon un entretenido primer tiempo, donde los bilbainos dispusieron de más y mejores ocasiones. Pero, en unos casos las acertadas intervenciones de Lafuente y en otros el desacierto de los puntas vascos de cara a gol, impidió que los rojiblancos se fueran con ventaja en el marcador.

Una mejoría emanada del novedoso doble pivote con el que sorprendió ayer Caparrós. Así, el andaluz situó a Iñaki Muñoz y a Tiko, más de tres meses después, en el eje de la medular y ambos respondieron con trabajo y criterio. Todo ello, unido al buen hacer de Yeste y Susaeta, dotó al Athletic de una mayor capacidad creativa y de alternativas en el plano ofensivo.

Enfrente, un Espanyol que reservó a parte de sus mejores armas en el banquillo -Tamudo y De la Peña- y a otras en Barcelona -Coro o Riera- y que no pudo contar con la participación de los lesionados Jarque o Rufete, ni de Kameni que se encuentra disputando la Copa de África. Los de Valverde se mostraron como un equipo correoso. No obstante, los vascos mantuvieron la iniciativa durante prácticamente la primera mitad y fruto de ella llegaron las ocasiones. Una de las más claras la tuvo Iraola. El usurbildarra se plantó sólo delante de Lafuente, pero el de Retuerto -que volvía a casa y protagonizaba el «morbo» de la jornada debido a la inevitable comparación con Aranzubia- demostró que su buena actuación con Euskal Herria no fue casualidad. Posteriormente, hizo lo propio tras un buen lanzamiento lejano de Muñoz.

Claro, que no sólo Lafuente impidió el gol, ya que Susaeta y Fran Yeste también rozaron el tanto pero adolecieron de precisión a la hora de ejecutar unas acciones, que dicho sea de paso, no eran nada sencillas. Así, con esas buenas sensaciones, y la única nota negativa de los problemas físicos de Gabilondo, se marcharon los leones al descanso.

La segunda mitad también arrancó con un buen Athletic, de nuevo, movido por Tiko, junto con los incisivos Yeste, Garmendia y Susaeta como armas de cara puerta. Pero las segundas partes del equipo de Caparrós en San Mamés suelen ser como tomar varias duchas de agua fría seguidas al levantarse. Algo que se acrecentó cuando desde el banquillo se decide sustituir a Tiko, con la consiguiente pérdida de claridad, verticalidad y dinamismo en la medular.

Golpe al mentón rojiblanco

Con el de Arrosadia fuera, el Athletic tuvo varios minutos de un dominio basado en el empuje, hasta que llegó el jarro de hielo. Luis García enganchó un balón en el centro del campo, dio un pase diagonal a un Jonathan que se aprovechó de la indecisión de un desacertado Dani Aranzubia a la hora de salir.

Pudo ser mucho peor, ya que los pericos tuvieron otras tres ocasiones claras por medio del propio Jonathan, Torrejón y Ángel. Los locales, descompuestos. Afortunadamente, el Athletic logró empatar en un arranque de casta y acierto. El autor del tanto fue un Susaeta que culminó una buena jugada en la que participaron Amorebieta y Yeste.

A partir de ahí, el partido dio poco más de sí, quedaba cerca de un cuarto de hora donde el Espanyol no sufrió grandes apuros y el Athletic pudo evitar la apertura de la herida.