En defensa del rendimiento de Fernando Llorente
Beñat ZARRABEITIA
Ni cuando debutó en enero de 2005, ni cuando hizo su inversomil jugada en mayo de 2006 ante el Zaragoza, Fernando Llorente no era ni «el Van Basten» o «el Zlatan Ibrahimovic» del Athletic. Simplemente era un buen prospecto de jugador al que muchos querían poner una sobrecarga de presión indebida y al que aún le faltaba una buena dosis de dureza mental y sacrificio para ser alguien con un merecido cartel de Primera División.
Hoy día, más de 18 meses más tarde, Llorente está mejorando, probablemente más lento de lo esperado, pero en las últimas jornadas da claras muestras de haber progresado en el juego con y sin balón, en el apartado táctico y a la hora de peinar los balones aéreos. Por ello, y reconociendo que fueron graves los errores que cometió cara a gol ante el Racing, su mejoría es evidente y las críticas recibidas son, cuando menos, desmedidas. Está en el buen camino.