Una vez más hay que llevarse la manos a la cabeza porque no se entiende que esta pequeña joya del cine independiente más reciente tenga que ser vista en DVD, sin que se le haya dado una oportunidad en su distribución cinematográfica. El debut del aclamado guionista Scott Frank en la dirección se lo merecía, pues estamos ante un cineasta dotado de un enorme potencial, que esperemos no se vea lastrado por el fracaso comercial de tan arriesgada ópera prima. Todo en la película apunta hacia el thriller de acción y, aunque hay un golpe a un banco, los golpes a los que se refiere el autor son los que da la vida, los duros de verdad.

Joseph Gordon-Levitt encarna a un joven prometedor al que la fortuna le sonríe, hasta que un accidente del que resulta responsable trunca todos sus sueños. De repente pierde a sus amigos y a su novia, a la vez que se ve obligado a abandonar el deporte profesional del hockey. La única compañía que le queda es la de un invidente, al que interpreta el siempre magnífico Jeff Daniels con su habitual carisma. Éste demuestra una gran independencia y autosuficiencia, al contrario del confundido protagonista, quien se encuentra traumatizado y sufre daños cerebrales que le provocan perdidas de memoria. El chico empieza a valorar todo cuanto le ha sido arrebatado de la noche a la mañana, angustia que le lleva a comprender demasiado tarde que tendemos a creer con facilidad que lo que tenemos nos viene regalado, que no cuesta nada. En su nuevo camino lleno de escollos se interpone un delincuente que le propone un plan para atracar el banco en el que, desde el siniestro, trabaja como guarda. Es un giro de guión que no cambia el verdadero pulso introspectivo que anima «The Lookout», cuya estética austera y trasfondo de drama psicológico se imponen a cualquier posible inclinación hacia el convencionalismo genérico.