Hermano vampiro

«La criatura perfecta»

M.I. | DONOSTIA

Creación fantástica que pasó por la Semana de Terror donostiarra sin dejar huella, debido a que su propuesta de renovación del mito vampírico es menos original de lo que pretende. Se apunta a la estética retrofuturista, para imaginar un universo paralelo entre gótico y moderno. Su atmósfera es tenebrosa, aunque dicho ambiente sombrío no casa con el diseño moral de los personajes, bastante conservadores dentro de su espiritualidad de implantación social.

En esta ocasión, los vampiros son los buenos, porque conforman una secta llamada la Hermandad que mantiene el equilibrio de poder con los humanos, puesto que les protegen de enfermedades y otras plagas. Todo es así durante varios siglos hasta que un miembro díscolo de la comunidad elegida rompe las reglas y empieza a chupar sangre humana. La película supone un encomiable esfuerzo de producción artística por parte de la modesta cinematografía neozelandesa, que ha podido contar con un buen reparto importado del cine inglés. Lo malo es que el sello de productor ahoga la realización del director neozelandés Glenn Standring, hasta ahora al frente de títulos terroríficos de bajo presupuesto y distribución minoritaria como “La verdad irrefutable sobre el demonio”, llevada a cabo hace siete años.