La petrolera francesa Total, condenada por el desastre ecológico que provocó el hundimiento del Erika ante la costa bretona en 1999, rechazó la sentencia del Tribunal Correccional de París alegando que las causas del naufragio fueron externas a la gestión de la compañía.

La Corte acusó a la empresa de una «falta de imprudencia» por no tener en cuenta el estado de corrosión de las estructuras del buque y le impuso la máxima multa, de 375.000 euros.

Para Total, es «difícilmente comprensible verse condenado por una supuesta disfunción de un procedimiento no impuesto por la ley». Basó esta argumentación en que el derecho internacional de transporte marítimo hace «una clara separación de responsabilidades de los principales actores», estableciendo que el fletador no es responsable de controlar y clasificar los barcos.

«Puede degradar la seguridad»

«Al designar a Total como uno de los responsables, la decisión del tribunal plantea el riesgo de acarrear confusión de responsabilidades y, contrariamente al objetivo buscado, degradar la seguridad de los transportes marítimos», insistió en la nota.

Recordó también que es uno de los principales contribuyentes del Fondo Internacional de Indemnización de Daños Debidos a la Contaminación por Hidrocarburos (FIPOL) y que la totalidad de las demandas de indemnización recibidas por este organismo han sido satisfechas. Añadió que, por iniciativa propia, invirtió 200 millones de euros para paliar en el menor tiempo posible las consecuencias de la marea negra.

Total indicó que la sentencia conlleva «muchos motivos de apelación» y que tiene diez días para ejercer ese derecho.

El ministro de Agricultura y Pesca, Michel Barnier, opinó que no debería apelar. Subrayó que con esta resolución, que calificó de «bastante ejemplar», «se pone, por vez primera, precio a la naturaleza y a un capital, que es la biodiversidad».

El buque maltés vertió al mar 20.000 toneladas de fuel. La gigantesca marea negra afectó a 400 kilómetros de costa y causó la muerte de 150.000 pájaros.