Reconozco que a fuerza de acumular movilizaciones en la memoria, he perdido bastante interés en la famosa guerra de cifras. Bueno, por ser sincera, les diré que mi confianza en este tipo de recuentos se vio seriamente perturbada en razón de una crónica ya algo lejana en el tiempo. «Entre cien mil y un millón de fieles se concentraron para asistir a la misa del Papa en Manila», narró un aguerrido cronista.

Con ese grave precedente filipino, las horquillas sobre números de asistentes a manifestaciones - ¿la famosa cifra del millón en la plaza de Oriente la facilitaba también la Guardia Municipal?- y esas encuestas preelectorales que se parecen a marcadores de fútbol (0-2 escaños) han terminado por sumirme en el agnosticismo.

Ya ni les cuento cuando está en juego la cosa del parné. Los trabajadores de Osakidetza convocados al primer paro de 24 horas. Calculen, calculen. Den la cifra que se les ocurra, que el consejero seguro que se la rebaja. Para empezar, lo único que quieren esos que le han fastidiado a usted la cita que le dieron para el especialista de respiratorio por esa tos fea -hace ya tres, ¿o eran cuatro semanas?- lo único que buscan es dinero. No como los parlamentarios de Gasteiz que, en nombre de la igualdad con los altos cargos, se suben la nómina un 10 por ciento. Será para prevenir los efectos de las turbulencias en la Bolsa en sus economías domésticas.

Que lo sepan, los trabajadores de Osakidetza sólo piensan en la pasta y les trae al pairo lo que le pase a usted y a mí. Aspiran a mejores condiciones de trabajo. Y eso es una enfermedad contagiosa. Además piden que se retome la mesa de negociación. Y que la dirección deje de buscar acuerdos corporativos con determinados estamentos. Y que se estabilicen plantillas. Y que se corrijan diferencias abismales. Y que se invierta para que no se devalúe el servicio publico, y que...

PNV, EA e IU defienden «nuestras instituciones» pero tratan a sus trabajadores a golpe de decreto y propaganda anti huelga. Piensen por qué y echen cuentas. Salud y solidaridad.