Corrían los días 30 y 31 de enero del 2005 cuando dos titanes del alpinismo catalán, Xavier Teixidó y Albert Salvadó, creaban en el sector Parador del Valle de Pineta (justo al lado de una cueva muy característica y espectacular) una impresionante línea de hielo: Brutal Fang (160 m + 85 m, IV/6, M6). Coincidiendo en las jornadas de apertura, concretamente el 31, otros tres grandes alpinistas, Chiro Sánchez, Óscar Cacho y Javier Bueno, se atrevían con una primera tirada directa por la misma cueva. Es decir, un largo de dry tooling para empalmar con los siguientes largos de hielo. Equiparon la propuesta, pero queda sin encadenar en libre (A2e, M?).

De esta forma, los especialistas del tooling ya tenían un objetivo muy goloso. Entre los que apuestan por esa línea de carácter futurista está José Carlos Romay. Este alpinista gallego ya contaba en su haber con vías tan duras y emblemáticas como Vertical Limits (el primer M12 europeo), Tomahawk (M10+ al segundo intento) y Titán (Chistau, al tercer pegue). Habitual al ya de por sí sector de moda de Pineta, Romay se acercaba por primera vez a Brutal fang el año pasado: «Este ha sido mi tercer invierno que paso por allí y cada vez me sorprende más el potencial que hay en esta zona del Pirineo. Por muy malas condiciones que puedas encontrar, siempre podrás escalar en hielo o roca. Y, claro está, teniendo una propuesta como Brutal fang, pues la cosa se hace todavía más interesante. Quería equipar una línea paralela, pero me fue imposible debido a la mala calidad de la roca. Al final, me decanté por intentar liberar la vía».

El pasado día 6 se encuentra en la cueva. Como la calidad de la roca se las desea, se dedica a sanearla. Tanto la primera sección como el techo están muy fisurados y fragmentados. El trabajo se las trae, y es que cada canto que tocaba se rompía. La cosa no pintaba nada bien en ese aspecto. Visto lo visto, comienza a darle algunos pegues. Los primeros intentos no le satisfacen demasiado, pero sabe que si lo consigue por delante tendrá una inmejorable posibilidad de escalar dos largos de hielo que están considerados como de los mejores de la cordillera.

El hielo se cae

Romay sigue en su empeño, es decir, sigue saneando la primera tirada. De repente, cuando estaba inmerso en pleno techo, escucha un ruido atronador: la columna del tercer largo se rompe. «Tembló toda la cueva. Os aseguro que acojona. Las altas temperaturas de los últimos días hicieron su trabajo, y contra eso no hay nada que hacer», afirma el alpinista. De esta forma, el reto principal, el de encadenar los tres largos, se desvanece.

Pero Romay vuelve al sector. Y de nuevo, otro gran susto. En esta ocasión, se desploma la segunda tirada, la plancha de hielo, justo cuando se encontraba colgado en le techo. Con el susto metido en el cuerpo, decide bajarse y descansar un poco. Un hora después, le da otro pegue; éste iba a ser el definitivo. Por fin, tras pasar todas esas penurias, el alpinista encadena sin espuelas este primer largo de roca, y propone para él M12/+: «Esa es mi propuesta. Las siguientes repeticiones asentarán el grado».

De esta forma, Romay presenta la propuesta de tooling más dura del Pirineo; la última hasta la firma de este encadenamiento era Titán (M10+, Chistau). La pena, la gran pena como afirma el propio Romay, ha sido la imposibilidad de embolsarse de tirada los tres largos de Brutal fang.

Empezar por roca para enlazar largos de hielo fue el pilar principal en el que se basó esta disciplina; por lo tanto, los seguidores de esta filosofía ya tienen un objetivo por delante. Eso sí, si los inviernos del Pirineo no son tan cálidos.

Sobre las características de esa primera tirada, el gallego adelanta que tiene unos 20-22 metros de recorrido, 15 de desplome y una salida en techo de unos 6 metros: «Es muy homogénea, con bloqueos sobre canto pequeño en su primera parte y canto más neto en el techo. La sección más difícil se encuentra en la primera parte del techo, sobre todo porque vienes tocado de los pasos anteriores, y, al ir sin espuelas, no puedes descargar tanto peso».