«Algunas de las obras las veo expuestas por primera vez», reconoció ayer Ernesto Esposito. Y es que el diseñador de zapatos cuenta con una colección privada de arte de más de 800 piezas. «Soy un drogadicto del arte. No puedo vivir sin ello. La única forma de no ver arte es morir -reconoció el italiano durante la presentación de la muestra ayer en Gasteiz-. Mi primera obra la compré con la paga que me daban mis padres».

«Suspende Pompeii», de Antony Gormeley, es la obra elegida para publicitar esta nueva exposición de Artium. Un hombre suspendido de una cuerda atada a los pies sea quizás, de las sesenta piezas de la muestra, la que mejor refleje la idea de gravedad.

«Gravity» responde a una revisión de la creación contemporánea de los últimos siete años. La caída de las Torres Gemelas marca un antes y un después en los artistas y en su obra. De ahí otra acepción sobre la gravedad. A Esposito le interesa el presente y así lo resaltó ayer: «Es interesante el contexto social en el que se enmarca este arte. La época contemporánea la vivimos muy pausadamente, pero cuando pase el tiempo la veremos de manera diferente. Y entonces, ahí estarán estas obras».

Europa emergente

Javier González de Durana reconoció que Artium apuesta también, entre otras cosas, por coleccionistas privados. «No es la primera vez que montamos exposiciones a partir de colecciones privadas porque para el museo es interesante el tipo de coleccionista que representa esa muestra».

En opinión de González de Durana, Esposito apuesta por «la actualidad que está palpitando, sin saber siquiera qué camino va a seguir esa obra. Es el deseo del propio coleccionista lo que recoge la muestra».

Belleza, vanidad, seducción, denuncia o documento son algunos de los puntos que recogen los audiovisuales, fotografías, esculturas o instalaciones adquiridas a lo largo de los últimos años por Esposito. «`Gravity' es un collage multimedia sobre cómo vemos nosotros el mundo», explicó el comisario de la muestra, Enrique Martínez Goikoetxea.

Así, una de las obras más contundentes de las que aborda temas sociales actuales es «The Flag», de Jota Castro. La fotografía en blanco y negro reza «Deseo de integración», traducida a once idiomas, y junto a ella un hombre posa desnudo con la bandera europea alrededor de su pene. El humor sarcástico cuestiona y critica el sistema sociopolítico europeo respecto a los inmigrantes. La pintura abstracta realizada mediante círculos concéntricos por Ugo Rondinone absorbe al espectador en una espiral en la que parece introducirse a medida que la mira y a su vez pierde el equilibrio. Hasta el propio Esposito es protagonista de una de las series fotográficas.

Diseñador de profesión y coleccionista de afición es lo que se considera Ernesto Esposito. Su pasión por el arte actual nació hace 35 años, cuando con apenas 20 años quedó obnubilado ante una exposición retrospectiva de Andy Warhol en París. «Fue en ese instante cuando decidí que una de las Jackie que tenía ante mis ojos antes o después sería mía. Me faltaba todo tipo de información y cultura de arte, pero mi instinto y mi predisposición ante la belleza me hicieron decidir que, de grande, me convertiría en coleccionista de arte», desveló. Sin duda, hoy es el día en que tanto sus diseños de zapatos de alto standing como su vital afición convergen en perfecta gravedad.