Floren Aoiz Escritor
Los tiempos cambian que es una barbaridad
Corría el año 1936 cuando el PSOE y ANV se presentaban unidos en el Frente Popular a las elecciones del Estado español. Frente Popular, la bestia negra del fascismo español, fascismo que no cejó hasta poner fin a la experiencia democratizadora republicana mediante un baño de sangre y una dictadura cuyas sombras todavía nos atenazan.
Han pasado muchos años. El PSOE, casi ausente de la lucha antifranquista, reaparecería como por arte de magia en la transición. No había en ello nada de milagroso y sí el fruto de un plan preconcebido, con participación de los servicios secretos franquistas, la CIA y la socialdemocracia alemana, que se encargaron de que Felipe González y Alfonso Guerra se hicieran con el control del partido en Suresnes. Como han confesado miembros de la Policía franquista, el apoyo del régimen al PSOE para debilitar a la izquierda rupturista fue tan descarado que la Brigada Político Social llegó a participar en el reparto de la propaganda del partido.
Los jóvenes dirigentes del PSOE llevaron el partido a La Moncloa, dejando en el camino cualquier atisbo de dignidad. Olvidaron la ruptura, el no a la OTAN, la defensa de la clase obrera, el republicanismo, el derecho de autodeterminación... No permitieron que nada ni nadie se interpusiera entre sus ambiciones y las poltronas. Y no tardaron en chocar con la dignidad de amplios sectores de la sociedad vasca, que se negaban a participar en ese fraude que llamaron transición. Y decidieron seguir el mismo camino que sus predecesores. Así, un partido con una tradición republicana, colocado fuera de la ley por el franquismo, fue el gran aliado del sucesor designado por Franco, acentuó la represión franquista contra Euskal Herria, y creó los GAL.
Y este es el partido que va a ilegalizar (entre otros) a ANV. 69 años después de ir coaligados a las elecciones y firmar un manifiesto demandando la unidad de los territorios vascos peninsulares, porque una Nafarroa aislada convenía a los intereses de la derecha. Tras entregar Nafarroa a la derecha posfranquista, quieren dejar claro que nada tiene que ver con su pasado republicano, por más que Zapatero cuente batallitas de su abuelo.