Ocupación y resistencia en Irak
Al menos 65 muertos en los ataques a dos mercados de Bagdad
La explosión de dos bombas en sendos mercados de animales abarrotados de la capital iraquí causó la muerte de, al menos, 65 personas. Ayer era el día festivo musulmán, por lo que cientos de personas acudieron a comprar animales antes de la oración. Testigos presenciales resaltaron el caos absoluto que se vivió en los momentos posteriores a las explosiones, que se sucedieron con veinte minutos de diferencia. La Policía las atribuyó a dos mujeres kamikaze.
GARA | BAGDAD
Al menos 65 personas perdieron ayer la vida en dos atentados casi simultáneos en sendos mercados de animales en Bagdad. El número de heridos superaba ampliamente el centenar.
El portavoz de las fuerzas de seguridad iraquíes, Brig Qassem Ata al-Moussawi, afirmó que ambos ataques fueron realizados por dos mujeres. Dijo que eran discapacitadas mentales.
El primero ocurrió sobre las 10.20 (las 12.20 en Euskal Herria) en el popular mercado de Ghazil. Los mercados de animales sólo abren los viernes, día festivo musulmán y son un punto de reunión social importante. Pese a que suelen ser objetivo frecuente de atentados siempre están repletos. El de Ghazil, en particular, ha sido atacado en varias ocasiones.
En junio de 2006, cuatro personas fallecieron por la explosión de dos bombas escondidas en cajas abandonadas. En diciembre de ese mismo año, hubo otros tres muertos.
El 26 de enero de 2007, otra bomba colocada en una caja de pájaros mató a quince personas. En ese momento, el mercado estaba lleno de compradores.
El pasado 23 de noviembre, otras trece personas murieron tras el estallido de un artefacto atribuido a militantes suníes.
Ayer, Ghazil volvió a ser escenario de un mortal atentado. Aunque al principio se dijo que había sido por una bomba oculta, luego se confirmó la existencia de una mujer kamikaze.
Testigos señalaron que el mercado se transformó en un caos absoluto y que numerosos animales murieron también por la explosión. En las imágenes grabadas por algunas televisiones, la sangre de los animales y de las personas se confundía en el suelo mientras era retirada con potentes chorros de agua. «Sólo recuerdo la horrible escena de los cuerpos sin vida y el de los heridos mezclados con la sangre de los animales y pájaros. Después, me desperté en una cama de hospital», relató a la cadena británica BBC Ali Ahmed, vendedor de palomas en Ghazil, que estaba a 40 metros del lugar de la explosión. Ahmed recibió el impacto de metralla en las piernas y el pecho.
Abu Haider también fue testigo de lo ocurrido. «Había venido para pasar un buen rato. ¡No sé cómo he sobrevivido!», exclamó a Reuters. «Me encontraba justo en el lugar de la explosión. La onda expansiva me tiró al suelo. Cuando me pude incorporar, vi docenas de cadáveres y heridos», explicó.
Detonación por el móvil
El segundo atentado se produjo tan sólo 20 minutos después del primero en otro abarrotado mercado en Jadida, al este de Bagdad. Rae Muhsin, de 21 años y propietario de una tienda de telefonía móvil, iba caminando hacia el mercado de pájaros Nuevo Bagdad cuando, de repente, escuchó un rugido y la ruptura de cristales.
«Corrí hacia el mercado y vi restos de cuerpos humanos carbonizados, pequeñas motas de sangre y muchos vehículos dañados», destacó. «Pensaba que habíamos alcanzado un grado de seguridad en Bagdad, pero me doy cuenta de que estaba equivocado», se lamentó.
Aunque en un primer momento la Policía sostuvo que fue provocado por una bomba oculta en una caja de palomas colocada en una camioneta de transporte colectivo, la agencia Aswat al Iraq aseguró que fue obra de una mujer provista de un cinturón con explosivos.
Horas después, el portavoz del Ejército, Qassim Moussawi, manifestó que dos mujeres se inmolaron activando las bombas mediante móviles. «Hemos encontrado los que se utilizaron para detonarlas», declaró.
El número de mujeres kamikaze está aumentado, especialmente en Bagdad y Diyala. «Una de las razones es que, normalmente, cacheas más los hombres que a las mujeres», comentó la corresponsal de Al Jazeera.
El abogado de nueve civiles iraquíes ha acusado a las tropas británicas de torturar hasta la muerte a 22 iraquíes tras una ofensiva en la ciudad de Majar al Kabir, sur de Irak, en 2004. Londres aseguró entonces que murieron en un enfrentamiento bélico.
El Gobierno colaboracionista aseguró que enero había sido el mes con menos bajas desde febrero de 2006. Concretamente, informó de la muerte de 541 iraquíes, 463 civiles, 56 policías y 22 soldados. El número de heridos asciende a 810.
La base británica en el desierto cercano a Basora ha sido atacada en las últimas horas por milicianos que lanzaron más de una veintena de cohetes. Los británicos abandonaron el cuartel general en la ciudad y se replegaron al desierto.
El alto mando ocupante en Irak estaría planeando congelar la anunciada y progresiva retirada de tropas anunciada a partir de este verano tras reconocer que los avances en «seguridad» siguen siendo frágiles. Esta opción habría recibido la bendición del presidente Bush.
En pleno año electoral, una ralentización de la reducción del contingente en Irak no haría sino alimentar la ofensiva de los candidatos demócratas, partidarios, aunque con matices, de un final rápido de una guerra que cumple cinco largos años y que sigue siendo una de las mayores preocupaciones de los estadounidenses.
El Pentágono ya ha anunciado que llamará a volver a casa a 30.000 soldados antes del verano. El general David Petraeus presentará sus recomendaciones en abril y planea retrasar nuevas retiradas para asegurar que sus avances en seguridad en el Irak ocupado no se resienten por el descenso del contingente ocupante.
En el Pentágono, las opiniones están repartidas. El secretario de Defensa, Robert Gates, insiste en mantener los planes de retirada «si las condiciones lo permiten». Preguntado el pasado jueves por la petición del general Petraeus, Gates incidió en que «la consigna que le he dado es que deberá hacer su evaluación y sus recomendaciones basándose únicamente en las condiciones sobre el terreno en Irak».
Por contra, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, George Casey, defiende que se alivie el peso actual sobre las espaldas del Ejército, implicado en duros escenarios como el iraquí y el afgano.
El presidente Bush reafirmó en un discurso el pasado jueves (madrugada en Euskal Herria) su voluntad de no comprometer los «progresos» que su Administración reivindica en Irak.
«Hemos recorrido un camino demasiado largo en este teatro crucial de la guerra contra el terrorismo como para no asegurarnos la victoria», aseguró Bush en Las Vegas.
«Fracasar en Irak sería decir a nuestros enemigos y a los asesinos que EEUU es un tigre de papel. Fracasar en Irak enardecería a los otros extremistas en Oriente Medio. Fracasar en Irak animaría a Irán. Vencer en Irak responde a un interés estratégico. Y venceremos».
El director general de Royal Dutch Shell, Jeroen van der Veer, confirmó el interés de la multinacional en «invertir» en Irak. Recientes informaciones anuncian un proyecto para que Shell extraiga gas natural del sur del país ocupado.