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LAB advierte sobre el posible cierre en falso del «fraude de Irun» con una parodia

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Miembros del sindicato LAB realizaron ayer una parodia ante la sede de la Diputación guipuzcoana para denunciar el presunto fraude de la Hacienda de Irun y exigir responsabilidades ante la posibilidad de que el caso se «cierre en falso».

El teatral enfrentamiento entre «políticos-empresarios» -con sus pegatinas del PP, PNV y PSOE- y «trabajadores», en la luminosa mañana de martes de carnaval, también conectó con la denuncia contra la siniestralidad laboral y las rebajas fiscales, vía decreto, aprobadas por la Diputación guipuzcoana.

Joxean Urkiola, responsable de la comisión de LAB en este caso, manifestó que «la gente tiene que saber lo que está ocurriendo. No queremos que haya un cierre en falso porque existe esa posibilidad, un querer pasar con alguna cabeza de turco para acabar con todas las responsabilidades», añadió.

En opinión de Urkiola, «lo que ha salido hasta ahora es sólo la punta del iceberg, y el fraude va a más. Nos dicen que ya son 8,1 millones de euros los defraudados, más de 1.300 millones de las antiguas pesetas. Es un fraude escandaloso».

Dos vías

El sindicalista indicó que existen dos vías de actuación, la penal, en la que está personada la central abertzale, y una segunda que investigue las responsabilidades de los que «han mirado a otro lado durante todo este tiempo. Pensamos que esta vía hay que seguirla y llegar al final de todas las responsabilidades políticas, económicas y de todo tipo para que esta cuestión no se cierre en falso». Indicó que LAB «pondrá el dedo en la llaga» para que sea así, no haya «trampas» y las cosas se aclaren «hasta las últimas consecuencias».

Entretanto, los «políticos-empresarios» y los «trabajadores» mantenían su pulso. Y para degustar chorizo, «chorizos de Irun. No vamos a dejar ni uno», se podía leer en un cartel colocado ante un bandeja de pinchos de este embutido.

Los «políticos-empresarios», con sus fajos de billetes de 500 euros, corbatas y sombreros, se las tenían con los «trabajadores», encarnados por sindicalistas con cascos y uniformes de personal de limpieza. Los «políticos» pretendían evitar a toda costa que los «trabajadores» desenterrarán el fraude, simbolizado en una caja que después se convirtió en ataud, que acabó en el estanque de los patos del parque, aunque no para enterrar el fraude, sino para simbolizar su desaparición real.

Antes, los mismos «políticos-empresarios» hacían sus «gracias» ante un «obrero muerto en un accidente laboral», hasta que los «trabajadores», una vez bien colocada la pegatina de LAB en el buzo, lograban acorralarlos tras un enfrentamiento.

Urkiola explicó que con este acto pretendían denunciar, además del «fraude de Irun», las rebajas fiscales de la Diputación en el Impuesto de Sociedades y la siniestralidad. «Estos empresarios, que en los últimos años han tenido enormes beneficios, además se ven beneficiados por las ventajas fiscales. En contraste, los trabajadores viven con sueldos de miseria, IPCs que no permiten llegar a fin de mes, viviendas a precios inalcanzables y la posibilidad de dejarse la vida en el trabajo en un accidente laboral», indicó el sindicalista.

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