La Etoile de Bessèges, primera prueba por etapas del calendario europeo y que se disputará desde hoy hasta el domingo, tendrá en Frank Vandenbroucke su principal reclamo dentro de una floja participación en la que apenas hay un equipo UCI Pro Tour, franceses al margen.

Participarán Silence-Lotto, Landbouwkrediet, Topsport Vlaanderen, Cofidis, Credit Agricole, Ag2r, Bouygues Telecom, Française des Jeux, Slipstream, Agritubel, Elk Haus, Auber 93, Team Sean Kelly, Bretagne, Apiflo Vacances, Roubaix-Lille Metropole, Miche-Silver Cross, Differdange, Collstrop y el equipo belga con licencia estonia Mitsubishi-Jartazi, en el que destaca Frank Vandenbroucke.

Su dramática vida tristemente es un gancho hasta tal punto que la televisión flamenca será la única que retransmitirá la carrera. Por él. Ya las cámaras de VTM le siguieron el domingo en el Gran Premio La Marsellesa, su primera prueba del año, con la idea de hacer una serie televisiva sobre su vida. A los doce kilómetros de comenzar no pudo seguir el ritmo del pelotón y, aunque volvió a entrar, enseguida volvió a verse descolgado y se tuvo que retirar en el 50.

«Me ha dicho que en ningún momento se ha sentido bien -dijo su director Jef Braeckevelt-, pero tampoco esperaba más porque de la noche a la mañana no puede convertirse en campeón. El ciclismo no es tan simple». Por su parte, Vandenbroucke señalaba que «estoy un poco mejor que ayer y un poco peor que mañana. En La Marsellesa iba realmente mal. Hicimos 48 kilómetros en una hora y yo sólo podía ir a ese ritmo con la luz de alarma encendida y con problemas respiratorios. No estoy mal de salud, en los entrenamientos noto buenas sensaciones, pero no tengo veinte años y mis piernas necesitan una prueba por etapas».

Entre oportunidades e incidentes

La tendrá desde hoy, donde intentará aprovechar la nueva oportunidad que le ha ofrecido el ciclismo para redimirse a los 33 años de una vida marcada por los incidentes. Ya con cuatro años fue arrollado por un coche cuando iba en bicicleta y necesitó cuatro operaciones de rodilla.

Pese a ello su talento como ciclista fue tan grande que con 19 años ya pasó a profesionales, tras ser campeón belga con 17 y bronce en el mundial junior de Atenas con 18. Estaba llamado a ser la gran estrella belga, con exhibiciones como la realizada en su victoria en Lieja, pero su carrera se vio destrozada por sus implicaciones en distintos casos de dopaje y con incidencias surrealistas y dramáticas.

Ha vivido varias suspensiones por dopaje y ha sido acusado de tenencia de sustancias dopantes. En julio del 2004 la policía tuvo que acudir a su vivienda tras una disputa familiar que provocó la marcha de su segunda mujer y de su hija. Tras divorciarse entró en una depresión que le llevó a intentar quitarse la vida en junio de 2007, aunque su escándalo más curioso llegó cuando en 2006 fue descubierto por un periodista cuando participaba en carreras con aficionados en Italia, utilizando una licencia falsa a nombre de Francesco del Ponte y... con la fotografía de Boonen.

Pese a esta azarosa vida, ha tenido el cariño de sus seguidores y ofertas de equipos dispuestos a darle otra oportunidad. En un mundo en el que un error casi supone decir adiós al ciclismo, Vandenbroucke ha cometido muchos y aún tiene la opción de ser profesional.