Grecia parece desbordada ante la creciente llegada de inmigrantes en situación irregular de camino hacia el oeste europeo, hasta el punto de ser objeto de críticas por el tratamiento que les da. Organizaciones internacionales constatan un menosprecio de las leyes internacionales y la seguridad.

Amnistía Internacional investiga el caso de trece de niños afganos, que afirmaron haber sido pegados y robados antes de ser devueltos, en un bote neumático perforado, hacia la costa turca. La ONG alemana Pro Asyl denunció malos tratos y torturas por parte de los guardacostas. También el ACNUR ha denunciado las condiciones en algunos centros de retención y campamentos improvisados.

A la vista de esta alerta, Noruega ha suspendido la devolución hacia Grecia de solicitantes de asilo, una medida sin precedentes contra un país de la UE.