Victoria Mendoza Psicoterapeuta
Hablo en nombre de los detenidos
No cabe duda de que la fiebre electoral se apodera de los políticos. Uno de los síntomas son las grandes incoherencias y alucinaciones, ataques de ansiedad y paranoia, crisis de locura en mentes enfermas ansiosas de poder y de dinero, olvidándose del ser humano, sin el mínimo escrúpulo, sin la mínima vergüenza. Simplemente han declarado la guerra y, lo que es peor, han ocasionado una guerra que pudo, puede y debe evitarse a toda costa.
Lo que está sucediendo ahora y aquí, en el País Vasco, no es una broma del destino, ni un karma que todos debemos pagar, es el resultado de un proceso político mal gestionado, de una crueldad política sin precedentes, de un terrorismo político cruel y perverso. Es algo premeditado, organizado y convenido entre varias partes, varios políticos, es algo que debería de llenarnos de vergüenza a todos sin excepción; una vez más estamos en guerra, una guerra muy sucia, contaminada por las malas intenciones y acciones de políticos ineptos, una guerra donde ya no son dos partes enfrentadas, sino muchas partes divididas, y esto es lo que estaban buscando algunos.
Puedo asegurar que no han acabado con ETA, sino que están sembrando muchas semillas ETA, que tarde o temprano germinarán y crecerán por todos los rincones ya no del País Vasco, sino de España. ¿Y qué pasará entonces cuando los políticos quieran hablar con alguien para solucionar un conflicto? Que no habrá nadie con quien poder dialogar, no habrá interlocutores políticos ni mediadores sociales o religiosos, porque para entonces ustedes, políticos de turno, ya habrán generado el caos, ya habrán llenado las cárceles de quienes podían ser personas claves y de total respeto para todas las partes para poder parar y detener esta guerra que ustedes están provocando. Son ustedes los mayores responsables de este terrorismo político y de esta guerra declarada con abuso de poder y de delirio político.
Mi sentimiento ahora no es de rabia, ni de impotencia, es de una gran tristeza porque todo esto debió evitarse, porque todo esto debe parar inmediatamente. Porque estamos en el momento clave de decidir si continuamos todos como marionetas en su guerra o si realmente decidimos quitarlos a ustedes del poder, desobedecerles a todos y tratar de enderezar a nuestra manera las cosas que tan mal están dejando y colocando con sus tan absurdas y mediocres acciones, hipócritas y cobardes decisiones.
Por el momento me limito a invitar a inmigrantes comunitarios y extracomunitarios que coinciden conmigo en el cariño y respeto que sentimos hacia el País Vasco, al cual reconocemos como nación con derecho a decidir su futuro político, a que contemos en nuestros lugares de origen la otra visión y versión de cómo estamos viviendo el conflicto vasco y la gran lista de conculcación de derechos que se están cometiendo con todas las detenciones, ilegalizaciones, torturas, prohibiciones y medidas policiales y militares que se están pronunciando contra la izquierda abertzale y contra todo aquel que desea apoyar al sector independentista como una parte más de una posible y cada vez más lejana e irreal democracia. Invito a hablar en nombre de todos los que injustamente ahora están llenando las cárceles españolas, en nombre de todos los detenidos y torturados, de todos los ilegalizados, de todos los represaliados políticos. Repito las sabias palabras de mi madre: «No habrá paz mientras no haya justicia».